Antidiplomacia Made in USA | Por: César Trómpiz
I
Los barrios de Caracas suelen alimentarse de los productos que llegan de otras ciudades y otros puertos para poder desarrollar sus vidas. La ciudad no tiene vocación productiva, como la mayoría de las urbes del planeta depende de un sostenimiento allende de sus fronteras. Igual pasa en el conjunto de ciudades venezolanas que han concentrado las fuentes de empleo y, por ende, de población. Con más de 30 millones de habitantes, la conformación sucesiva de ciudades es parte de la naturaleza del crecimiento urbano.
La mayoría de las políticas alimentarias de Venezuela han trabajado en construir soberanía alimentaria; sin embargo, la dependencia de paquetes tecnológicos para el desarrollo de la ganadería y la agricultura ha sido un reto constante en cada intento de sostener la política de soberanía en esta materia estratégica del país. Con un mundo que presiona abaratando los costos de la agricultura y la ganadería a partir de paquetes tecnológicos baratos, se ha hecho cuesta arriba poder trabajar en el propio sin registrar pérdidas tácticas de dinero.
Así las cosas, para el año en que el presidente de USA declara a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria para su imperio (2015), el sistema agropecuario y, por ende, alimentario del país, tenía una debilidad de origen: cualquier salto en su crecimiento estaba supeditado a la compra de insumos en el mundo, por lo que necesitaríamos recursos para procurarlos. Con esta acción derivada de la ley 113-278 del Congreso de USA de 2014, los mercados internacionales comienzan a ver con recelo al país y la procura de insumos para la industria, entre éstas la alimentaria, comienza a sufrir boicots por parte de los que no querían “problemas con EEUU”.
Para 2017, la orden ejecutiva 13808, del presidente de Estados Unidos, sanciona directamente la industria petrolera impidiendo que el país pueda adquirir, a causa de la incapacidad financiera, los recursos vitales para el Estado y la población en general. Es bueno hacer mención que para los años 2015 y 2016, adicional a las medidas coercitivas unilaterales de EEUU, se sumó un descenso de los precios del barril de petróleo en los mercados internacionales, que para esas fechas este recurso sostenía toda la economía nacional y proporcionó un duro golpe, junto a la agresión estadounidense, a la economía de todos los venezolanos y las venezolanas, y particularmente el margen de maniobra del gobierno para afrontar con ingresos fiscales la crisis internacional presentada en los hidrocarburos.
Posteriormente, la orden ejecutiva 13835 opera sobre todas las finanzas públicas de Venezuela, criminalizando las transacciones con el Gobierno venezolano y generando un mecanismo de persecución a los actores de carácter público y privado que operan con el país. Durante la emisión de estas medidas coercitivas unilaterales y las otras más de 900 que se cuentan para 2023, no solo por EEUU sino por la Unión Europea y otros países satélite de las potencias hegemónicas, se ha trabajado en la estrangulación de la economía de Venezuela, bajo el argumento de buscar un cambio de la Revolución Bolivariana hacia otro régimen que esté supeditado al mando del Departamento de Estado de EEUU y al servicio de la política del capitalismo global.
II
Los instrumentos fundamentales para enfrentar este sistema de bloqueo a la economía venezolana se han centrado en una fortaleza interna de Venezuela, basada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en la organización popular que sostiene el sistema de democracia participativa y protagónica, la unidad Cívico Militar como orientación bolivariana de la construcción del Estado y en la diversificación de las relaciones internacionales de respeto, bajo la doctrina de la Diplomacia Bolivariana de Paz, última que le permite al país manejarse en la comunidad internacional, aún cuando los actores principales de ésta han trabajado para el desconocimiento del Estado y su estructura jurídico política dirigida por el liderazgo del presidente dos veces electo, Nicolás Maduro Moros.
Dentro de los programas desarrollados para salvaguardar a la población de los efectos de las medidas coercitivas unilaterales, está el Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP): Un sistema de producción, procura y distribución de alimentos para satisfacer las necesidades básicas de la población venezolana ante la forma inaudita en la que se vio afectado el sistema alimentario nacional por el bloqueo contra el país.
Este instrumento popular nace en 2016, bajo la dirección del presidente Nicolás Maduro y con amplio respaldo popular, institucional y militar para colocar las capacidades logísticas del Estado al servicio de los retos alimentarios que estaba padeciendo la población producto de la reducción general de los ingresos.
Como es de suponerse, la procura de alimentos en el país para los primeros años de los CLAP, estaba sometida a la dependencia de la compra de insumos para la producción, lo que obligó a desplegar todas las potencialidades diplomáticas y comerciales para evitar que las medidas coercitivas unilaterales de EEUU impidieran el acceso de los venezolanos a los alimentos, a través de este instrumento popular que ha logrado atender simultáneamente, puerta a puerta, a más de 6 millones de hogares venezolanos para garantizar su acceso al derecho humano a la alimentación.
III
Uno de los actores principales de la estrategia es el diplomático venezolano Alex Saab, quien en 2018 fue investido por el Presidente Constitucional de Venezuela, como “Enviado Especial para Asuntos Humanitarios”, calidad que le permitió trabajar en la procura de sistemas logísticos cuyo objeto era abastecer al país de alimentos, entre otros productos, que sirvieran para garantizar el derecho humano a la vida del pueblo venezolano.
En sus gestiones diplomáticas, Saab debía trasladarse a diferentes partes del mundo con el objetivo claro de su misión, la cual causó el desagrado de EEUU y su persecución a pesar del status diplomático que ampara a su persona y a la que se le debe el debido respeto, que ha sido ampliamente violado por EEUU y sus sistemas de represión a escala global.
El comportamiento contra Alex Saab se encuentra en la política de EEUU, que busca “estrangular” al país, como lo han declarado varias personalidades del Departamento de Estado de EEUU y particularmente el expresidente Donald Trump, quien estableció que bajo su mandato la crisis generada en Venezuela podría haberle dado a EEUU una disposición absoluta de su petróleo, en vez de comprarlo al gobierno legalmente establecido de la Revolución Bolivariana. Esta declaración, abiertamente imperialista, demuestra que el comportamiento de las instituciones norteamericanas poco ha visto del derecho para el tratamiento del diplomático venezolano y más bien se ha centrado en el comportamiento avasallador que caracteriza a la política intervencionista norteamericana, desplegada contra la persona de nuestro diplomático con el objetivo de hacer prevalecer su bloqueo contra Venezuela y dar un castigo “ejemplarizante” para que ningún otro agente de la diplomacia trate de garantizar los derechos humanos de los venezolanos, mientras el aparato estadounidense trabaja en el deterioro progresivo del poder del Estado.
El embajador Alex Saab fue detenido ilegalmente en Cabo Verde el 12 de junio de 2020 y sometido a tratos crueles, y como relata la Defensoría del Pueblo de Venezuela a “la tortura para que acepte los supuestos cargos, posteriormente su extradición (o, mejor dicho, traslado ilegal) a los Estados Unidos, en virtud de una acusación presentada ante el Tribunal de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Florida, el 25 de julio de 2019, (que) representa una violación expresa de sus derechos humanos como agente diplomático venezolano y atenta contra todo el sistema de la Organización de las Naciones Unidas”.
Los tribunales africanos, de obligatorio cumplimiento para Cabo Verde, establecieron que debía ser liberado por el gobierno de ese país; sin embargo, la política norteamericana se impuso con un secuestro que lo llevó a estar actualmente sometido en una cárcel del imperialismo bajo trato crueles.
El delito fundamental que se le atribuye al diplomático Alex Saab es el de operar a favor de la seguridad alimentaria del pueblo venezolano, duramente golpeada por la política de bloqueo contra el país. El delito real que se persigue es el de la dignidad y desprendimiento de nuestro diplomático al servicio de su patria y toda la acción imperialista contra su persona es la expresión del odio contra Venezuela y el modelo de desarrollo alternativo que impulsa la Revolución Bolivariana.
IV
Son incontables las formas de violación del derecho internacional, incluso nacional de EEUU, con respecto al trato que se le ha dado al embajador Alex Saab. El trato a un diplomático Enviado Especial para Asuntos Humanitarios, de nombre Alex Saab, de nacionalidad venezolano, y cuyas operaciones han sido fundamentadas en el Derecho Internacional Humanitario y el derecho al desarrollo de Venezuela, ha sido de absoluto irrespeto a la condición amparada por la Convención de Viena y todos los tratados y normas internacionales y nacionales del propio EEUU, sólo con un objetivo: seguir una política de agresión y guerra híbrida contra Venezuela que no ha tenido ni tendrá éxito.
V
La libertad de Alex Saab debe ser un asunto que supere la causa de los venezolanos y las venezolanas. Primero: todos los países tenemos el derecho al desarrollo y a afrontar las situaciones sobrevenidas de la economía y la política internacional por todos los medios legales que nos permite la diplomacia. Esto es lo que hacía Alex Saab en nombre de Venezuela. Segundo: todos los pueblos tenemos el derecho a definir nuestros sistemas de gobierno y sus líderes conductores, esto debe ser respetado por todas las naciones del mundo independientemente de su tamaño, fuerza militar o capacidades de influencia. Esto es lo que representa Alex Saab. Tercero: todo el sistema internacional debe tener la seguridad que sus acciones están bajo el resguardo de una legalidad compartida y acordada por todas las naciones y que los agentes diplomáticos gozan de las libertades e inmunidades para ejecutar su misión al servicio del Estado que los designa para tal fin. Esto es lo que viola EEUU contra Alex Saab, contra Venezuela y contra toda la comunidad internacional expresada en este caso.
Antidiplomacia Made in USA | Por: César Trómpiz
Embajador de Venezuela en Bolivia.