Esta semana el presidente Nicolás Maduro, evidenció que existía una gran red de conspiración activa aún mayor protagonizada por miembros de la ultraderecha venezolana, Iván Simonovis y Carlos Vecchio, la cual estaría estrechamente vinculada a la trama de corrupción de Pdvsa-Cripto.
“Había una gran red de corrupción y eso se va a conocer. Diremos cuánta plata le dieron a López, Ocariz, Vecchio y a otros más. Robaban por aquí y les daban plata por allá, además de lo que se robaron con Guaidó. Es un escandalazo esto!”, exclamó Maduro.
Por otra parte, el mandatario nacional también aseguró que este dúo Simonovis – Vecchio estaban “cuadrados” para confabularse en destruir “desde adentro” el plan de recuperación económica que, con mucho esfuerzo y pese a las más de 900 sanciones impuestas, había empezado a dar resultados entre 2021 y 2022.
Vestidos para extorsionar
El modus operandi de este par se aprovechó de la autoproclamación de Juan Guaidó en el año 2019 y de la ilegal duplicación de los poderes públicos y embajadas que surgieron en ese momento. Recordemos que Carlos Vecchio usurpó el cargo como embajador de Venezuela en los EE.UU. (2019-2022) cuando las relaciones con ese país estaban más que suspendidas en enero de ese mismo año.
Por su parte, Iván Simonovis había sido designado en julio de 2019 por “el embajador” de Guaidó, Carlos Vecchio, como Comisionado Especial de Seguridad e Inteligencia de la Embajada de Venezuela. Envestidos con estos cargos ficticios, emergió un sistema de extorsión empresarial a todos los que tenían de alguna manera relación con la industria petrolera venezolana.
Según informaron las propias víctimas de esta extorsión, estos personajes encorbatados, visitaban a los empresarios que estaban registrados en Citgo, y les presentaban dos modalidades:
- La primera consistía en que si la empresa tenía una deuda con Pdvsa, debía demandar su pago en Texas. “Ellos aseguraban convenir en la demanda y pagar los honorarios, pero a la vez, exigían repartir con ellos el 20% de lo obtenido tras la demanda”.
- La segunda modalidad de extorsión, consistía en imponer la contratación de un abogado específico para optar por la licencia de la OFAC, lo cual tenía con un costo de U$ 3 millones de dólares, aduciendo que garantizaban el otorgamiento de la misma.
Otras estrategias de presión
Adicionalmente, abogados a nombre de Carlos Vecchio, acosaban a los empresarios diciéndoles que estaban investigando a todas las empresas que tenían negocios con Pdvsa. Procedían a amenazarlos con meterlos presos, “a menos que contactaran con un abogado de apellido Díaz”. Esta persona les cobraría un millón de dólares “para resolverles el problema” y gestionarles la licencia OFAC, para ellos necesaria, pues mantenían relaciones con Chevron.
No obstante, la estrategia que ha dirigido hasta la fecha Iván Simonovis se basa en amedrentar e intentar ahogar a aquellas empresas que quieren invertir o que están trabajando con Venezuela. Condicionando el apoyo a la inversión en el país y aplicando un psicoterror que también está apadrinado por organismos como el FBI, que se prestaba para las visitas de presión a empresarios.
Durante este par de años en los que Guaidó y su séquito estafador, liderado por Simonovis y Vecchio paseó por algunos países con el respaldo de los EE.UU. pidiendo sanciones y bloqueo para el país, mientras el pueblo enfrentaba con gallardía la crisis, para estos actores de la oposición resultó ser un negocio “muy grande” y por demás lucrativo.