Si está buscando instalar una VPN en sus dispositivos, piénselo dos veces. La privacidad de su acceso al Internet pudiera estar comprometida por las famosas cookies o los diversos permisos que casi todas las páginas solicitan para operar en ellas. Como una solución parcial al problema, han surgido los VPN.
La sigla VPN hace referencia a Virtual Private Network o «red virtual privada». Su principal objetivo es proteger la privacidad de quien la usa. Para ello, recurre al cifrado de datos y al camuflaje de la dirección IP de la conexión, lo que dificulta que alguien conozca la ubicación exacta del navegante.
Como explica el sitio del proveedor NordVPN, esta herramienta puede resultar de utilidad para navegar de forma segura en redes públicas, para acceder a contenido restringido en alguna región o país y para disminuir la «huella digital» que todos dejamos cuando recorremos la web.
Ahora bien, ¿es siempre seguro utilizar una VPN? ¿De verdad nuestros datos «se esfuman» y se vuelven inaccesibles para todos cuando apelamos a este tipo de herramienta?
A dónde van los datos con los VPN
En primer lugar, cabe destacar que existen servicios de VPN pagos y otros gratuitos. Como es de esperarse, la mayoría de los que son pagos tienen un compromiso más fuerte con el usuario y cuidan mejor sus datos. Los gratuitos, en cambio, muchas veces se limitan a recopilar información de los usuarios para luego venderlas a otras empresas, según un informe del sitio Android Authority. Al fin y al cabo, deben generar ingresos de algún modo.
¿Por qué una VPN puede robar datos? Piensa en un servicio de este tipo que instales para navegar y que te lo ofrezcan de forma gratuita. Una forma que tienen de obtener beneficio es justo a través de los datos personales. Pueden venderlos a terceros y así poder lucrarse. El problema es que esto lo pueden hacer sin el consentimiento del usuario.
Teniendo en cuenta ese punto fundamental, también hay que subrayar que incluso los pagos pueden tener un registro de ciertos datos del usuario, ya sea de forma directa o mediante terceros. Como se recomienda en el artículo citado, repasar la política de uso de datos de estos servicios antes de elegirlos es un buen primer paso para aumentar las precauciones.
Además de los datos recolectados por la navegación del usuario en internet, el registro en un VPN demanda a menudo un correo electrónico y un método de pago. En ambos casos, es probable que queden expuestos otros datos personales, como el número de celular (necesario para verificar una cuenta de correo en Gmail, por ejemplo) o hasta datos de tarjetas o cuentas bancarias (a no ser que se pague en efectivo, con bitcoin (BTC) o gift cards).
No existe la privacidad total en internet
Con todo lo anterior, se puede al menos cuestionar la posibilidad de que exista una forma de ocultar totalmente la huella que una persona deja al navegar por internet. De acuerdo con los expertos, no existe VPN, correo seguro y anónimo ni promesas de «no log» que nos pongan a resguardo de los ojos que todo lo ven.
Por eso, no queda más remedio que apelar navegadores privados como Tor, aunque resulte un poco más lento para navegar, como explica hotspotshield.com. Y, por supuesto, es preciso recurrir a la conciencia de cada uno para hacer un uso responsable de la infinidad de recursos que internet provee. Siempre sabiendo, claro, que lo que hacemos queda registrado y almacenado, en algún lugar o en otro.
Pero más allá de elegir bien la VPN, también conviene mantener protegido el equipo. Un buen antivirus puede detectar cuando instalas una aplicación peligrosa, como podría ser una VPN que robe tus datos personales. Por tanto, siempre debes tener un software de seguridad que te ayude a mejorar la protección.
Con información de agencias.