Es cierto que no tiene ningún talento para la política. Y que lo único que ha dejado claro en estos 2 años de nefasto «interinato», ha sido su completa falta de escrúpulos, para enriquecerse a manos llenas, a costa del sufrimiento de millones. Pero ahora, cuando comienza a ver de cerca la posibilidad de ir a dar tras la rejas, cuando ya no se sabe «guapo y apoyado», el subconsciente empieza a hacerle malas pasadas. Juan Guaidó le confesó a la BBC de Londres que no descarta la posibilidad de huir, siguiendo el ejemplo que su patrón, Leopoldo López, dio.
Después del arrase del chavismo en las elecciones parlamentarias del 6D, Guaidó sabe que su inmunidad como diputado tiene fecha de vencimiento. A partir del 5 de enero será un ciudadano más, como cualquier otro. Igualmente, su otro patrón el inefable presidente saliente de EE.UU., Donald Trump, también estará desactivado «en sus poderes» y tendrá que abandonar la Casa Blanca.
Diferencia de criterios
Entonces Guaidó empieza a no estar de acuerdo con la orden que le dio, Leopoldo López, desde un acomodado barrio de Madrid. Según, el dirigente que proclamaba «que el se cansa pierde«, Guaido debe estar dispuesto a ir preso. No obstante, los planes de Guaidó nada tienen que ver con esa instrucción a control remoto.
Preguntado por un periodista de ese medio británico, acerca de si estaría o no considerando marcharse al exilio. Como en efecto ya han hecho varios dirigentes opositores venezolanos de extrema derecha, el mandatario imaginario respondió: «A ver… Como decía, el riesgo está latente, el riesgo existe todos los días en Venezuela».
Luego del balbuceo, trató de enmendar el capote asegurando que la resistencia en la lucha contra la «dictadura es central». Pero ya dejó ver lo más importante, la verdad es que Guaidó no descarta poner pies en polvorosas.
En su redacción, el propio medio admite el desastre también avizorado por analistas internos. «Los caminos para la oposición en Venezuela se cierran después de que el chavismo recuperara el domingo la Asamblea Nacional». Guaidó es un inmoral, pero al parecer no es tonto, sólo puede pensar en huir como lo que es: una «rata pelúa».