A 80 años de la victoria soviética sobre el fascismo | Por: David Gómez Rodríguez

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Así como el fotógrafo Yevgueni Jaldéi capturó con su cámara el instante glorioso en que los sargentos Mijaíl Egorov y Melitón Kantaria hicieron ondear sobre el Reichstag ーy sobre la historiaー la bandera soviética como símbolo de victoria sobre el fascismo, el oficial y artista soviético Piotr Krivonogov vio con sus propios ojos cómo bajo la luminosidad de aquella bandera los soldados levantaron sus armas y entre abrazos gritaron con un frenesí desbordado “Победа”, es decir “Victoria”.

Frente a esa apoteósica escena el artista comenzó a bocetear a lápiz la obra que observamos y que tituló en 1948 con ese mismo grito, permitiéndonos a todos sentir la gloria de aquellos instantes. Krivonogov, que fue laureado con el Premio Stalin de la URSS (1949) y que recibió la Medalla de Oro M.B. Grekov (1967) para las mejores obras de bellas sobre temas militares, expresó:

«Concebí un cuadro con el que debía sonar el himno de la victoria sobre el ejército fascista… Me esforcé por mostrar con un realismo despiadado a la bestia derrotada en su propia guarida, y a través de nuestros soldados victoriosos quise transmitir la alegría del final de la guerra, mostrar la felicidad de los humildes trabajadores que habían recorrido un largo camino desde el Volga hasta Berlín».

Con esa misma alegría conmemoramos el 80º aniversario de la victoria del pueblo soviético sobre el nazifascismo, lo hacemos a contracorriente de aquellos magnates que insisten en la mentira y siguen alzando su brazo para saludar a Hitler. La propaganda occidental, queriendo borrar a testimonios como el de Piotr Aleksándrovich Krivonogov, ha creado en el imaginario de “las masas” la falsa creencia de que el ejército estadounidense fue quien derrotó a los nazis y ha procurado invisibilizar el rol fundamental que jugó el Ejército Rojo en la historia de la llamada II Guerra Mundial, la cual tiene un nombre mucho más profundo para el pueblo soviético: La Gran Guerra Patria.

Para las naciones que conformaban la otrora Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), el 9 de mayo es un día en que se recuerda la valentía, heroísmo y amor patrio de aquellos que lucharon sin descanso, a costa de sus propias vidas, contra el fascismo y el proyecto imperialista de Adolfo Hitler. ¡Yo lo vi con mis propios ojos! Y caminando por la Plaza Roja sentí la profunda tristeza y al mismo tiempo el más insigne orgullo de las familias que levantan en las calles de toda Rusia la fotografía de sus ancestros. Es impresionante constatar cómo de todos los pueblos, de todas las casas salieron los soldados del Ejército Rojo ーlos comunistasー a dar su vida por la humanidad. A propósito de ello, podemos decir que la paz del mundo huele a sangre soviética y no al perfumen del Palacio de Buckingham, ni a Coca-Cola.

Fue el sacrificio de más de 27 millones de hombres y mujeres de la URSS la garantía de paz y libertad para el mundo. La persecución fue contra varios pueblos, pero también contra una forma de ver el mundo, pues los nazis veían con terror que el socialismo garantizara justicia y desarrollo a contracorriente de la ideología fascista. Cuando la URSS venció, lo hizo en el campo militar, pero también lo hizo en el campo político y social. Los llamados “Aliados” trataron de velar tal realidad, pero la verdad es que el propio presidente estadounidense H. Truman, al escribirle el 8 de mayo de 1945 al Mariscal Iósif Stalin, reconoce el papel determinante de la URSS con las siguientes palabras:

“Quisiera expresarle a usted, y por su conducto a sus heroicos ejércitos, las fervientes felicitaciones de nuestro pueblo y de su Gobierno. Apreciamos plenamente la magnífica aportación dada por la poderosa Unión Soviética a la causa de la civilización y de la libertad. Han demostrado ustedes la capacidad de un pueblo amante de la libertad y supremamente valeroso para aniquilar a las malvadas fuerzas de la barbarie, por fuertes que sean”.

Con esta cita reafirmamos que la verdad es una poderosa arma contra el fascismo, es por eso que en tiempos donde la guerra multiforme y nuevas formas de expresiones fascistas se manifiestan, los pueblos del mundo, y en especial el pueblo venezolano, alzan las banderas antiimperialistas y dicen la verdad con la fuerza de su propio heroísmo. Hoy damos la batalla contra enemigos que tienen el mismo talante inhumano, pero herramientas mucho más sofisticadas. A 80 años de la victoria frente a Hitler se trata de combatir aquellos que promueven la guerra imperialista, así como aquellos que son cómplices de la violencia construyendo modernos campos de concentración, persiguiendo a seres humanos por su nacionalidad o promoviendo bloqueos económicos criminales contra países soberanos.

En La Gran Guerra Patria se desarrollaron las batallas más devastadoras. El Ejército Rojo en su camino hacia Berlín, diezmó las fuerzas alemanas en cada batalla, liberando países como Rumania, Yugoslavia, Polonia, Bulgaria, Hungría, Austria, Noruega, Dinamarca y Alemania del dominio nazi. Fue el 30 de abril de 1945 cuando el ejército soviético izó su bandera sobre el Reichstag y el día 9 de mayo los oficiales soviéticos obligaron a una rendición total al ejército alemán, esta escena gloriosa se puede observar en los últimos momentos del largometraje ruso Tigre blanco (2013) de Karen Shajnazarov, película que se podrá ver en la Cinemateca Nacional de Venezuela en el ciclo de cine “Victoria contra el nazi-fascismo”.

Poemas, novelas y películas retratan el heroísmo del pueblo soviético, es por eso que la cultura es vacuna contra el capitalismo y el fascismo, así lo aseguró el presidente Nicolas Maduro en medio de la más grande manifestación de las artes y las tradiciones que se haya realizado en nuestro continente: el Festival Mundial Viva Venezuela. Y con ese mismo espíritu se erige hoy, en el corazón de Caracas, un monumento que sella la hermandad entre dos pueblos que saben qué es combatir el fascismo. Desde hoy cada vez que avancemos por Plaza Venezuela también podremos inspirarnos con el heroísmo de los soviéticos al ver como se levanta la bandera roja con que se derrotó al fascismo hace 80 años. Y podremos sentirnos como los soldados de la obra de Piotr Krivonogov.

Cuando vemos la llegada de dignatarios de países como China, Venezuela, Brasil, Belarús, Vietnam, Serbia, Tayikistán, Eslovaquia, Burkina Faso, Kazajistán, Palestina, Cuba y el Congo a la ciudad de Moscú para mostrar su solidaridad y admiración por las hazañas alcanzadas en la Gran Guerra Patria, damos nuestros votos porque este nuevo aniversario de la victoria contra el nazifascismo sirva para afianzar el compromiso de los pueblos del mundo con la paz y la solidaridad; que nos permita honrar a aquellos que dieron su vida por hacer más humana a la humanidad y dar un abrazo a su descendencia; pero que sobre todo sirva como un gran puente por donde transite la verdad… Que es la voz de los pueblos gritando ¡Victoria!

 

 

David Gómez Rodríguez


 

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