Como si no hubiera pasado en el mundo el registro de la vacuna rusa contra el coronavirus como el primer antídoto contra la pandemia, Donald Trump se ha puesto como meta tener una «vacuna gringa» disponible entre octubre y noviembre.
Este hito lo mencionó como una aspiración heroica entre la parafernalia del cierre de la convención republicana el pasado 27 de agosto; que se pareció a una oda a su ego como líder infalible.
En una publicación del diario The New York Times, una epidemióloga de Arizona, Saskia Popescu expresó que el apresuramiento de Trump por tener una cura para octubre y noviembre “es difícil no interpretarla como un intento de tener una vacuna para antes de las elecciones”.
Adicionalmente señala que esta prisa pudiera generar “ramificaciones relacionadas con la seguridad” del producto que se distribuya para empezar la inmunización de la población; una observación que parece ser válida para desprestigiar a otras vacunas, pero que no aplica para las ensayadas en EE.UU.
Prepararse con tiempo
De acuerdo a un documento publicado por el diario neoyorquino, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) distribuyó un documento a todos los estados del país solicitando que estén preparados para una pronta jornada de vacunación; lo cual revelaría que el gobierno de Trump se está alistando para cuando terminen de dar con la cura “made in USA”.
Sobre esto, la CDC precisó que el documento compartido se trata de un plan hipotético que busca empezar “a organizar el gigantesco esfuerzo de planificación y movilización que deberá ponerse en marcha si la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) aprobara el uso de una vacuna este año”.
El afán de Trump por la «vacuna gringa» se parece a la necesidad de quien sabe que en eso radica su supervivencia; pero no física sino política. El mandatario que aspira a la reelección; está por abajo en los sondeos, y entiende que solo un golpe de propaganda espectacular pudiera salvarlo a última hora antes de las elecciones. Esa solución parece radicar en la vacuna; y a ello le ha puesto la misma energía con que una vez su país se propuso llegar primero a la Luna para ganar una carrera política en la tierra.