Las protestas antirraciales de este martes en Kenosha, EE.UU. terminaron con saldo de 2 personas muertas y una herida.
De acuerdo a las versiones de prensa y videos de redes sociales que reseñan los sucesos, los fallecidos habrían sido las víctimas de tiradores desconocidos y no de la policía.
Las autoridades de la ciudad habrían declarado el toque de queda para contener las manifestaciones que empezaron el domingo, cuando la policía disparó 7 veces al afroamericano Jacob Blake, pero la medida no ha conseguido mitigar las protestas.
Restablecer el orden
Ante el desbordamiento del control de la ciudad, el gobernador de Wisconsin declaró el estado de emergencia; y confirmó el envío de fuerzas federales para “restablecer el orden”.
Sobre esta situación en Kenosha que dejó dos personas muertas, el presidente Trump cargó contra las protestas desde su cuenta de Twitter, diciendo que “no apoyaremos el saqueo, los incendios provocados, la violencia y la anarquía en las calles estadounidenses”.
El mandatario confirmó el envío de fuerzas adicionales a Kenosha para aplacar las protestas, afirmando que “enviaré a las fuerzas del orden federales y a la Guardia Nacional para restaurar la ley y el orden”.
Ni tan unidos
Lo que sucede en la ciudad de Wisconsin es otro cuadro de protesta social que se añade al de Portland; las cuales describen un descontento por mucho tiempo contenido, y que desdibuja el imaginario de un país sin mayores conflictos internos.
Las manifestaciones antirracistas son la expresión de hastío por la violencia selectiva de los cuerpos policiales en contra de las minorías. Pero esta demanda popular en contra de la represión ha servido para exigir cambios más trascendentales como el fin del racismo sistémico del Estado; que no solo aplica violencia explícita, sino también mecanismos de marginación social.
En el ámbito político este movimiento de protesta social ha sido reivindicado en la plataforma “Black Lives Matter”; la cual se ha convertido en un gran problema para el prestigio de Trump, quien querer convencer a propios y extraños de que son un país fuerte y cohesionado.