“Aviso que ya no soy chavista antes que sea demasiado tarde” (Decálogo para principiantes) | Por: Ronny J. Pacheco. V.

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Es muy comprensible que en esta situación de guerra se agudicen las contradicciones, se definan posturas, se hagan críticas pertinentes e incluso que se generen nuevos espacios orgánicos de lucha. Lo que sea necesario para darle continuidad a la construcción en Venezuela de un modelo de sociedad diferente y más justa (comunas, autogobierno), esto, para los que históricamente hemos sido explotados, es una prioridad por encima de las dificultades materiales, por lo que además, los principales aportes vienen de los sectores con verdaderas experiencias productivas y de resistencia, es decir; para hacer la crítica hay que tener como, colectivamente, disputar y construir; de lo contrario pídale remuneración a la derecha por el favor que le está haciendo.

Ahora bien, hay quienes dentro de esas contradicciones se quieren «salvar» de ser vinculados, a lo que para ellos, es el único causante de la actual situación: el Gobierno Bolivariano presidido por Nicolás Maduro. Esto no hace más que evidenciar una constante en un pequeño sector que buscan camuflar entre memes y frases vacías su –no siempre inocente- ambigüedad frente a este tiempo/espacio de confrontación contra el imperio más poderoso que existe. Como muchos de ellos con los que me he topado son de mi generación y les cuesta leer varios párrafos seguidos, preferí facilitarle las cosas y sintetizarlos en la vieja forma de decálogo, para que frente a este espejo de letras se saluden y quizá hasta se etiqueten en alguno de los enumerados:

1. El desclasado:  Después de todo mi esfuerzo y la solidaridad de mis compañeros de organización y colectivo chavista me he graduado de “mano de obra calificada”, ni con todos los tecnicismos que ahora manejo podré conseguir un buen salario que me haga subir de estrato social. Debo impresionar a mis futuros jefes: Chávez tápate los oídos, ¡Maduro Coñoe…!

2. Los puro (cuento): Entiendo que ser íntegro es hacer lo correcto -y no robar- aunque nadie te esté mirando, nunca he tenido algo que robarme porque nunca me ha gustado asumir responsabilidad en alguna institución, plan o espacio orgánico, ósea: yo quiero robar pero prefiero ver la cosa desde lejos, pero no tan lejos porque entre los panas chavistas hay menos represión para el consumo de mi estilo de vida relajada.

3. El indignado: Gracias a las referencias que dieron sobre mí algunos de mis familiares honestos y de tradición en la militancia, logré estar en instancias decisorias de recursos estratégicos para el país y eso de ser íntegro no es lo mío porque la entrada a la disco está cara, no tendré otra oportunidad como esta para robarme miles de dólares y luego salir del país indignado por la corrupción de este gobierno.

4. El perseguido: Aun cuando yo si asumí tareas e hice de honesto donde estuve, eso me ha costado tener que irme de mi país, no antes sin decir lo suficiente la palabra “dictadura”, incluso en cámaras de televisión nacional y como todo esfuerzo tiene su resultado ya me dieron mi estadía de asilo político por ser un perseguido del régimen.

5. El oportunista: Mi talento lo cultivé en los planes fomentados por comunas e infocentros para la creación y edición de materiales, además por lo politizado de esos espacios desarrollé una capacidad de persuasión para conseguir recursos para mis proyectos (están mandados a hacer para pedir plata) políticos, artísticos o similares. Comprendí que con toda esta situación dar lastima y quejarme constantemente me hace llegar más lejos y me blinda de que en un futuro y “por si acaso” me llamen chavista.

6. El artista excéntrico o dalílianos: Somos un derivado específico de los oportunistas, también estamos hechos a la medida para pedir dinero al Estado y participar en todos los festivales, concursos y exposición que promueva el gobierno nacional –siempre cuando paguen bien- pero siempre dejando claro un “artista es apolítico”. ¿recuerdan a Dalí? Que fingió demencia luego de haber coqueteado con Lorca y el comunismo y murió de viejo. ¡Ser excéntrico te salva de todo!

7. Los teorólogos:  Yo daba los talleres de formación política e ideológica, específicamente las diferencias entre Estado, Gobierno, Pueblo. Además hilo histórico, lucha de clases, entre otros temas. Pero creo que estoy padeciendo esa terrible enfermedad que da al saber tanto y no ponerlo en práctica en el territorio y los extremos se unen. Es decir, después de enseñar tanto ¿hoy es que me doy cuenta que el Estado sigue siendo burgués, que el gobierno es un instrumento para desmontarlo disputando el poder como pueblo? No… es más fácil seguir leyendo y que gobierne otro, el que sea; el café expreso cada vez está más caro.

8. Los voluntaristas: Somos todo lo contrario a los teorólogos, aunque en algún momento nos encontraremos los dos con las manitos pintadas de blanco. He hecho cuanta tareas me han dado, si es de tomar armas también lo hice, tú sabes; soy es yo para lo que salga. Pero nunca me he dado a la tarea de estudiar, de comprender por mi mismo lo que sucede a mi alrededor, ni la historia, yo lo que sé es que antes fluía la plata y ahora ando es pelando “por culpa de Maduro” y así no es…

9. El precavido: Me gusta mucho la solidaridad, empatía y cariño que me dan mis compañeros chavistas pero yo “por si acaso” le doy me gusta a las publicaciones de Guaidó y guardo los captures, si, así como con las transferencias bancarias, eso puede ser un inversión personal a futuro.

10. El cínico: A mí no me pueden estar diciendo nada por mi publicaciones y mi postura de hacerle el favor a la derecha por estar en contra de esta “dictadura” porque yo hasta tengo en el brazo un tatuaje de Chávez.

 

RONNY J. PACHECO V.

@ronnyenletras


 

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