Las diferencias entre Empresas Polar y el gobierno de Nicolás Maduro nada tienen que ver con problemas económicos. Así lo indica el historial de confrontación de la empresa cuyo primer round fue: Chávez vs. Lorenzo Mendoza, encontronazo que tuvo sus cumbres, no casuales, durante momentos de grandes tensiones políticas.
2002: Golpe de Estado
Lorenzo Mendoza apoyó el golpe de Estado del 2002. Su presencia en Miraflores durante la “juramentacion” de Pedro Carmona Estanga y una carta enviada a sus trabajadores en la que saluda con beneplácito las acciones de violencia del 11 de abril, dan cuenta de su rol en el tablero político venezolano.
2002-2003: Paro general
El plan de violentar la voluntad del pueblo y sacar a Hugo Chávez del poder no llegó a su fin con el fracaso del golpe. El empresariado, cúpulas sindicales y los gerentes petroleros impulsaron un paro general; en este caso la principal empresa de alimentos tenía un papel estelar: paralizar la producción para aumentar la presión contra el pueblo. Lorenzo cumplió.
2010: Guerra económica (acaparamiento y especulación)
La preparación para las elecciones presidenciales de 2012, en las que Chávez sería candidato tras ganar el referéndum de enmienda constitucional, comenzó temprano. El ataque a la moneda, la especulación y el acaparamiento evidenciaron un plan de desestabilización en el que Polar figuraba como líder, al controlar el monopolio de producción y distribución de alimentos.
Chavez vs. Lorenzo: La tenía clara
Mientras la cerveza producida por Polar continuaba sus distribución sin inconvenientes, los alimentos se encarecían y desaparecían de los anaqueles. La respuesta, como el origen del ataque, fue política.
Chávez asumió personalmente una campaña contra las acciones criminales de Empresas Polar, que una vez más pretendían dejar sin alimentos a los venezolanos. Picando adelante, se perfiló una nacionalización de la empresa, así como la posible candidatura de Lorenzo Mendoza a la presidencia, hechos que no ocurrieron pero que sin duda marcaron un antes y un después de la relación entre el empresario opositor y el chavismo.
La nueva arremetida no es nada inédita. Los alimentos, lastimosamente, fueron convertidos en herramientas de presión y chantaje político. El camino hacia la soberanía alimentaria ha resultado largo y tortuoso, pero el chavismo, curtido por la experiencia, recibe este nuevo ataque con mas control de los procesos productivos y mayor organización político territorial, acciones que garantizan en gran medida, la distribución sin intermediarios.