La aplicación de sanciones unilaterales y coercitivas contra ciertos países es un fenómeno en las relaciones internacionales. Estas medidas criminales, que violan los principios del Derecho Internacional, se han utilizado de manera creciente desde la década de los 90 y en la mayoría de los casos han tenido graves consecuencias.
Uno de los mecanismos utilizados para estas sanciones, es la amenaza directa a empresas y países que realicen transacciones financieras o negocios con el país afectado, violando así los Derechos Humanos al perjudicar la compra de alimentos, medicinas y la promoción del nivel de vida y bienestar de los pueblos.
Actualmente, se está enfrentando en el mundo la pandemia del Coronavirus. Los países que están sujetos a sanciones unilaterales, ven perjudicadas sus posibilidades de enfrentar esta realidad con mayor firmeza, puesto que no pueden disponer libremente de sus recursos financieros para adquirir los insumos necesarios para tal fin. Es el caso de Cuba, Venezuela, Palestina, Irán y Rusia, entre otros.
Son distintas las voces que se han levantado exigiendo una tregua para la humanidad, refiriéndose al cese de las sanciones unilaterales y de los conflictos armados, que permitan priorizar el control de esta pandemia y establecer mecanismos directos para solucionar los problemas y ejecutar políticas encaminadas a detener la propagación de la enfermedad. No sólo de países aliados, sino desde organismos internacionales y sectores políticos, incluyendo de la derecha mundial.
Mientras Secretario General, Alta Comisionada, Relatores de ONU, congresistas de EEUU y políticos opositores se pronuncian pidiendo levantar las "sanciones" contra #Venezuela, la mayoría de las "ONG" locales guarda silencio cómplice para proteger su visa ?? y su financiamiento. pic.twitter.com/3lN53Sk0mE
— Larry Devoe (@LarryDevoe) April 9, 2020
Amenazas a Venezuela
El 31 de marzo, Mike Pompeo y Elliot Abrams hicieron público su plan llamado «Marco para la transición democrática en Venezuela»; trazando como meta generar un «cambio de régimen» en el país con las reservas probadas de hidrocarburos más grandes del mundo, a través del derrocamiento del presidente constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro.
Seguidamente, el 1 de abril, Donald Trump anunció el lanzamiento de un nuevo operativo militar naval antidrogas en aguas del Caribe y el Pacífico, con la excusa de que en la región hay una “creciente amenaza” de “narcotraficantes y terroristas” que buscarán “aprovecharse” de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus para introducir drogas a EE.UU., especificando a Venezuela como una amenaza particular.
Sin embargo, el pasado 8 de abril, Elliot Abrams afirmó que la invasión militar a Venezuela no es la opción.
Durante la conferencia organizada por el CSIS (Center for Strategic & International Studies), con participación de periodistas y políticos, le realizaron preguntas acerca del tipo de salida que se debería implementar en Venezuela.
«Si alguien quiere proponer una invasión propóngala. pero eso no va a pasar. ¿Qué quieren, que metamos a todos los militares a la cárcel? Eso no va a pasar en Venezuela», afirmó Elliot Abrams
Asimismo, a pesar de las voces que se han levantado en el mundo contra los mecanismos coercitivos, resaltó: «Habrá más sanciones que serán anunciadas en los próximos días y a determinadas personas».
El Secretario General de la ONU, @antonioguterres responde a nuestra carta expresando su condena a las sanciones por su “impacto explosivo en la muerte, sufrimiento y más amplio contagio”. ¡Las sanciones matan!
¡Todos unidos contra las sanciones y por la humanidad! pic.twitter.com/j9u9PWQo8M
— Samuel Moncada (@SMoncada_VEN) April 7, 2020
Brownsfield mantiene la opción militar en «otras formas»
Recientes declaraciones de William Brownsfield, entran en contradicción con lo planteado por Elliot Abrams. A través de una entrevista al diario El tiempo, Brownfield analiza la nueva estrategia de Washington:
«Hay formas de hacer intervenciones indirectas o usando tecnología, de causar trastornos a la cadena de mando, de establecer zonas humanitarias en la frontera o de ataques de precisión que se pueden lanzar desde miles de kilómetros de distancia si se quiere mandar un mensaje sin poner en riesgo a la población. No es que no exista apetito de ningún tipo. Lo que hay son muchas opciones disponibles que son diferentes a esas que se mencionan».
Sin embargo, al referirse a la posibilidad de una intervención militar al estilo de Panamá, destacó:
«No creo que eso vaya a suceder y es importante que la oposición siga concentrada en los pasos que deben tomar para acabar con esta tragedia. No deben contar con que EE.UU. u otro entrará a solucionarles los problemas que tienen».