La Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) y su presidente Gianni Infantino, anunciaron al mundo entero, conmocionado por la pandemia del COVID-19 que como una medida de solidaridad proactiva y «gracias a su sólida situación financiera», la organización donará $10 millones de dólares a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
10 millones de dólares es una cifra importante, pero ¿suficiente? aun sabiendo que esta organización maneja millones de millones de dólares y euros al año, alcanzará para ayudar a países que de verdad necesitan apoyo y solidaridad venga de donde venga, si el negocio de compra y venta de jugadores de los clubes que pertenecen a este ente, son cada vez más exorbitantes y a veces exagerados. Por no mencionar, lo que devengan algunos astros del balón en la actualidad. Esos 10 millones quedan como una limosna ante lo que arroja la venta de la boletería en un clásico Barcelona vs Madrid.
«No hace falta decir que la FIFA mantendrá un contacto regular con todos los miembros de la comunidad futbolística durante este difícil período. Como dije ayer, las circunstancias difíciles ofrecen la oportunidad de que la gente se reúna, demuestre lo que puede hacer con un espíritu colectivo y salga más fuerte y mejor preparada para el futuro. Y esto es lo que la FIFA pretende hacer aquí», concluyó Infantino en un comunicado.
No conforme con considerar más que suficiente este donativo, Infantino instó y sugirió a todos los futbolistas que contribuyan con estos «esfuerzos» también, como si se tratara de un desembolso realmente considerable o una colecta para organizar una fiesta y no una emergencia situación de salud mundial.
Cabe resaltar que este máximo organismo del deporte más popular del planeta, ha sido investigado por graves casos de corrupción en reiteradas ocasiones, en varias investigaciones que datan del 2015, 14 personas, incluidos miembros del comité ejecutivo, están siendo acusadas de recibir sobornos y comisiones cercanas a los $150 millones de dólares durante un periodo de 24 años, entonces esos 10 millones para combatir una pandemia, se diluyen.
Según un artículo publicado en el diario La Vanguardia, los honorarios del presidente de la FIFA, el suizo Gianni Infantino, para el año 2017 estaban cifrados en 1.513.716 dólares, los de la secretaria general, la senegalesa Fatma Samoura, 837.437 dólares -ambos en bruto- aparecen confirmados en el informe de Gobernanza, junto a los 300.000 dólares anuales para los miembros del Consejo. En 3 años ha aumentado sin duda esos montos.
También pudiéramos recordar el mundial del 2014 el más costoso hasta ahora y de como casi 4 mil 500 millones de dólares que reciben por los ingresos provenientes de acuerdos con transmisiones de televisoras, patrocinadores y otorgamiento de licencias, la FIFA reparte solo unos 400 millones de dólares entre las 32 federaciones nacionales.
Las eliminatorias y el torneo en Brasil significaron un ingreso cercano a los US$4.800 millones y, después de los egresos, le quedó una ganancia cercana a los US$2.000 millones, lo demás se los embolsilla, para luego destinar 10 millones como limosna para que la OMS enfrente el COVID-19 en el mundo.
