por: Hugbel Roa
¿Qué estaba sucediendo antes de la pandemia Covid-19? Estados Unidos estaba perdiendo la guerra comercial con China, según el Observatorio Económico Latinoamericano (Obela).
A partir de la balanza comercial estadounidense con China, pudo saberse que la iniciativa de Donald Trump, para gravar la importación de productos chinos ha aumentado su déficit comercial con el gigante asiático, según las cifras del año 2018. El crecimiento del Producto Interno Bruto de Estados Unidos ya es progresivamente más lento y desde el segundo trimestre de 2018 va en descenso. Su tasa de inversión cayó y no logran controlar su gran déficit comercial.
Ante esta derrota de Estados Unidos, la única estrategia que se pudo plantear el Pentágono es dañar la economía China con una enfermedad, que cada vez se comprueba más que es fabricada.
¿A quién beneficia la caída del precio de los crudos? Se trata de la mayor caída en los mercados petroleros desde la primera Guerra del Golfo, en 1991, registrando un descenso de más del 31 %, hasta 31,2 dólares por barril.
Si bien es cierto que las compañías norteamericanas controlan parte del mercado mundial, no es casualidad que el gran consumidor del mundo, con aproximadamente 20 millones de barriles diarios, es precisamente, Estados Unidos.
A pesar de que Estados Unidos produce aproximadamente 10 millones de barriles diarios a partir del fracking, que según la Agencia Internacional de la Energía, el costo oscila en más de los 50 dólares por barril, sabemos que, para ellos, no es un elemento vinculante que vaya a “afectar” su economía, pues la economía norteamericana, va a seguir apostando a la emisión de dólares inorgánicos, inyectando más deuda al mundo y el petróleo, al manejarse bajo el patrón dólar, termina siendo la materia prima que soporte y financie el déficit de la economía estadounidense. Evidentemente el gran ganador del coronavirus sigue siendo Estados Unidos y en especial, el magnate Donald Trump, que no olvidemos, se encuentra en campaña electoral.
Nouriel Roubini, el economista que predijo la crisis financiera mundial, anunciaba también, una nueva crisis financiera para el 2020, seguida por una recesión global. El especialista da una serie de razones para justificar su proyección. Una de ellas es que para el año 2020 el estímulo fiscal de EEUU se agotará y el crecimiento se reducirá dado que el potencial actual es insostenible y la economía del país se está recalentando. Mientras tanto, la Reserva Federal continuará elevando las tasas de interés al menos el 3,5% para este 2020, subida que seguirán el resto de los bancos centrales, lo que reducirá la liquidez global y ejercerá una presión al alza sobre las tasas de interés.
El verdadero síntoma económico será la caída del consumo a nivel global, afectando directamente a empresas de tecnología y manufactura, en lo que China es vanguardia, al mismo tiempo que al ser uno de los principales importadores de petróleo, China, todavía está luchando contra el brote de coronavirus. Tal es la fuerza de empuje de le economía China para el mundo, que el 39% de la expansión económica del globo en 2019 ha sido gracias a esta potencia emergente, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Hay elementos de sobra más para insistir en que el coronavirus es un arma biológica y al mismo tiempo, una fuerte arma financiera.
Estados Unidos, históricamente se ha caracterizado por aplicar políticas de dominación y asfixia a las economías y países emergentes, utilizando el miedo herramienta de control y presión.
Mientras los profesionales de la salud recomiendan lavarse las manos para prevenir el coronavirus, los principales beneficiados del mismo, las estrechan celebrando sus ganancias.