Una revelación impactante sacude los cimientos de la política exterior estadounidense y pone en entredicho la legitimidad de sus operaciones militares en el Caribe. Susie Wiles, actual jefa de gabinete de la Casa Blanca, desmintió tácitamente la versión oficial del gobierno sobre sus incursiones navales, al admitir que el despliegue militar busca un objetivo estrictamente político. Según Wiles, la Casa Blanca utiliza la supuesta campaña antidrogas como una fachada conveniente para ocultar su verdadera meta: forzar un cambio de régimen en Venezuela y derrocar al presidente Nicolás Maduro.
En una extensa entrevista publicada este martes por la revista Vanity Fair, Wiles detalló la estrategia agresiva que el presidente Donald Trump impulsó desde su oficina. La funcionaria reconoció que el mandatario ordenó la destrucción sistemática de embarcaciones bajo el pretexto de transportar estupefacientes, con la intención de mantener esta presión hostil hasta que el líder venezolano «se dé por vencido». Esta confesión desarticula el discurso de seguridad nacional que la administración sostuvo durante meses ante la opinión pública internacional.
Confesiones desde el círculo íntimo
Wiles afirmó que el equipo de Trump se reunió en noviembre para definir la salida forzada de Maduro como prioridad. La narrativa sobre el narcotráfico y el «Cartel de los Soles» es una herramienta de propaganda. Esto contrasta con la retórica oficial que justificaba ataques letales en el Caribe y el Pacífico oriental como misiones humanitarias.
Además, la jefa de gabinete expuso una realidad sombría sobre el costo humano de estas operaciones. La intervención militar estadounidense ya suma la destrucción de aproximadamente veinte lanchas y un saldo trágico de más de 80 muertes extrajudiciales. Mientras diversos informes sugieren que la mayoría de las víctimas eran pescadores y civiles inocentes, el círculo íntimo de Trump reacciona con una indiferencia que la comunidad internacional califica de alarmante. Estos actos, señalados por diversos organismos como posibles crímenes de guerra, no parecen alterar la hoja de ruta de la actual administración.
Por otra parte, Wiles admitió que estas acciones militares carecen de la aprobación del Congreso de los Estados Unidos, ignorando un requisito constitucional indispensable para cualquier acto de guerra. Pese a esta grave omisión legal y a la violación flagrante del derecho internacional, la funcionaria afirmó con desdén: «aún no la necesitamos». Esta declaración confirma que Trump opera al margen de su propio marco legal interno, subrayando la naturaleza unilateral y arbitraria de su campaña en la región.
Finalmente, la entrevista abordó aspectos del caos interno que reina en la Casa Blanca. Wiles criticó la «personalidad de alcohólico» de Trump, el consumo de drogas de Musk y el desorden en USAID, revelando manipulación del gobierno en la bandera antidrogas.
