El primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela PSUV, Diosdado Cabello, expuso categóricamente una campaña de sabotaje orquestada por la dirigente extremista María Corina Machado. Esta operación tiene el objetivo de frustrar de manera activa la posibilidad de un diálogo entre el presidente de la República, Nicolás Maduro, y el presidente estadounidense Donald Trump.
Cabello explicó claramente durante su programa Con el Mazo Dando que identificó la existencia de actores sombríos en el equipo de Donald Trump. Estos individuos trabajan activamente para minar su política exterior contra Venezuela. Además, estos actores buscan inflar su ego al ofrecer recomendaciones, cuando en realidad desean verlo fracasar en su estrategia.
Precisamente por esto, Trump decidió pausar la agenda impulsada por Marco Rubio y reabrir la vía de la comunicación con Venezuela. Naturalmente, este cambio de enfoque golpeó duramente a los sectores más extremistas, incluyendo a los llamados «Crazy Cuban» y a los «vendedores de humo».
En este sentido, Cabello adelantó con convicción que la denominada “vía Grenell” no desapareció, como esperaban los sectores más radicales, sino que, por el contrario, se fortaleció exponencialmente. De hecho, surgió un grupo poderoso e influyente al que nombraron “Los Dialogantes”. Este grupo insiste vigorosamente en que Trump debe agotar todas las opciones diplomáticas disponibles y lo anima firmemente a pensar con cautela antes de tomar decisiones apresuradas. Por consiguiente, a este grupo le preocupa seriamente que un paso en falso desencadene un caos político y económico incontrolable.
El dirigente del PSUV subrayó repetidamente que “Los Dialogantes” actúan como los verdaderos aliados de Trump. Por ello, se esfuerzan continuamente por mantenerlo en la vía de la paz y el diálogo para evitar firmemente que Estados Unidos cometa nuevamente un error histórico, como el de Afganistán, o que apoye aventuras fallidas, como la de Juan Guaidó en 2019. En consecuencia, este grupo ha sido categórico al afirmar que la vía de la fuerza en Venezuela representaría un desastre absoluto.
El líder revolucionario denunció abiertamente que María Corina Machado, entró en un estado de furia contra Donald Trump. Incluso, lo tildó de «un inútil» tras su declaración sobre conversar con Venezuela. Inmediatamente después, comenzó a diseñar activamente una campaña de sabotaje para impedir a toda costa el anuncio de un posible diálogo con el presidente Nicolás Maduro.
Cabello leyó en voz alta un texto confidencial de una “compatriota cooperante” que reveló que Machado ha llamado insistentemente a Marco Rubio y a los senadores y congresistas enemigos de Trump. Ella les ha rogado desesperadamente que ejecuten alguna acción para frenarlo. Adicionalmente, la confidente explicó que Machado contactó a sus financistas para solicitarles dinero extra. Ella destinaría estos fondos a una “Superoperación” con el fin de frustrar la posibilidad de un diálogo entre Maduro y Trump.
Consecuentemente, la operación incluye movilizar a los lobbys más duros de Washington y multiplicar los falsos positivos en los propios EE.UU. El objetivo central consiste en hacer que Venezuela aparezca como un país agresor y una amenaza directa a la seguridad estadounidense. La infiltrada indicó tajantemente que «Se desataron los demonios».
La agresión responde a intereses financieros
El reporte confidencial resumió la estrategia de la dirigente en puntos clave: Primero, Machado decidió mover sus influencias desde la sombra. Segundo, va a pagar para montar concentraciones y movilizaciones donde protesten y exijan a Trump no «dialogar con terroristas». Tercero, los «Crazy Cuban» comenzarán a presionar por todos lados. Cuarto, activaron el plan B, revivir a Edmundo González para juramentarlo. Quinto, propone a Trump que obligue a Maduro a negociar con ella para que la reconozca como la presidenta. Sexto, continuarán con el bombardeo mediático.
Cabello denunció enfáticamente que la ofensiva contra Venezuela obedece a motivaciones netamente económicas. Él afirmó claramente que “Toda la agresión contra Venezuela no tiene un fin patriótico, sino netamente financiero, donde existen intereses corporativos gigantescos, dólares y contratos que esperan ser protegidos a toda costa”.
En consecuencia, advierten que, en una eventual agresión, no prevalecerán los intereses estadounidenses, sino los de estos grupos, y Trump terminaría siendo el “tonto útil”.



