El senador estadounidense Marco Rubio, conocido por su postura confrontacional, ha elaborado un plan para alimentar una narrativa de caos contra Venezuela. Las acciones incluyen la difusión de noticias falsas y la manipulación de la opinión pública, buscando justificar una posible intervención extranjera. Este plan se ha gestado en un momento de desesperación, ya que sus intentos anteriores de desestabilización han fracasado.
Además, el plan busca explotar la supuesta fragilidad interna de la oposición venezolana, ya que la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, sugirió el uso de “medios militares” contra Brasil, lo cual ha generado un rechazo contundente por parte del gobierno brasileño. La estrategia de Rubio es multifacética, por lo tanto, sus acciones combinan la coerción política con operaciones de desinformación, además de incluir el uso de la violencia para crear un pretexto.
El plan de Rubio incluye operaciones de falsa bandera para culpar al gobierno venezolano de crímenes que no ha cometido. Por ejemplo, el supuesto hundimiento de una embarcación en el Caribe por parte de la Armada estadounidense fue un show mediático para acusar al «Cártel de los Soles» y presionar a las fuerzas militares venezolanas. Sin embargo, la operación fue un fracaso y generó un importante rechazo a nivel internacional, incluso por parte de la ONU y otras ONGs, ya que los hechos no concuerdan con la realidad.
Infiltraciones y alianzas estratégicas
Para ejecutar su plan, Marco Rubio ha buscado la ayuda de figuras de la oposición venezolana y líderes de grupos criminales. En conversaciones telefónicas, el senador ha presionado a María Corina Machado para que genere caos y conmoción en el país, incluso conspirando para atentar contra la vida del ministro de Defensa, Vladimir Padrino López. La excandidata de la oposición ha buscado reactivar bandas delictivas desarticuladas, como el Tren de Aragua y la banda de El Coqui, ofreciéndoles dinero e inmunidad. El plan incluye un ataque a la infraestructura petrolera del país, ya que conspiran para explotar tanques de PDVSA en el Lago de Maracaibo para generar una crisis.
Además de las operaciones de falsa bandera, el plan de Rubio también se enfoca en la manipulación mediática. Los aliados del senador han difundido noticias falsas, como la supuesta agresión de aviones F-16 venezolanos contra barcos estadounidenses, con el fin de aumentar las tensiones. El gobierno de Estados Unidos, a través del FBI y la DEA, ha intentado fabricar incautaciones de drogas en República Dominicana y Panamá para culpar a Venezuela, lo cual es parte de la estrategia de desinformación.
Asimismo, Rubio ha ejercido presión política sobre sus aliados para que se sumen a las agresiones contra Venezuela. Por ejemplo, presionó a la gobernadora de Puerto Rico, Jenniffer González, para que pusiera la isla a disposición de sus operaciones.
La respuesta de Venezuela
El gobierno venezolano, a través de sus servicios de inteligencia y la FANB, ha desmantelado gran parte del plan de desestabilización, ya que el reciente decomiso de armas y explosivos en varios estados, así como la incautación de lanchas con drogas, ha frustrado los ataques terroristas. Venezuela ha denunciado públicamente estas acciones, y ha pedido a la comunidad internacional que no caiga en las noticias falsas de la oposición. Por lo tanto, el país continúa fortaleciendo su seguridad y reafirmando su soberanía.
El plan de Marco Rubio para desestabilizar Venezuela, basado en noticias falsas y alianzas con grupos criminales, se ha encontrado con una firme respuesta por parte del gobierno venezolano y su pueblo.
