El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una nueva orden ejecutiva, prorrogando por otros 90 días la entrada en vigor del aumento de aranceles a China. Esta decisión, con una nueva fecha límite fijada para el 10 de noviembre, permite que las negociaciones entre ambas naciones continúen, buscando una resolución a la actual guerra comercial.
Al cancelar temporalmente este aumento, EE.UU. evita las medidas de represalia que Beijing ya había anunciado, como nuevos gravámenes sobre las exportaciones estadounidenses o una reducción en el acceso a sus tierras raras, vitales para la industria tecnológica norteamericana.
En un mensaje en su red social Truth Social, el presidente Trump expresó que: «Todos los demás elementos del Acuerdo seguirán siendo los mismos», reafirmando así la continuidad de los términos existentes mientras se desarrolla la tregua arancelaria. Como contraparte, el Ministerio de Comercio de China comunicó que también reducirá sus impuestos adicionales sobre los productos de Estados Unidos durante el mismo período, demostrando un compromiso recíproco para mantener el diálogo.
El presidente republicano firmó el decreto justo antes de la medianoche del martes, momento en el que la interrupción anterior en los aranceles para el gigante asiático debía terminar. Esta acción refleja la intención de ambas partes de seguir buscando una solución negociada, en lugar de intensificar la confrontación económica. En este contexto, la Casa Blanca subrayó que “cada ronda de negociaciones con China se ha basado en las anteriores, fortaleciendo aún más la cooperación económica”, haciendo referencia a las conversaciones que han sostenido en Ginebra en mayo pasado y en Estocolmo en julio.
Diplomacia comercial
Esta reciente extensión de los aranceles, avalada por Beijing, se convierte en el desenlace anticipado de la última ronda de conversaciones entre Estados Unidos y China, que tuvo lugar en la capital sueca a finales de julio. Evidentemente, ambas naciones buscan una vía de salida a una guerra comercial que ha afectado a las economías globales.
Durante el conflicto comercial, desatado por Trump en abril pasado, Washington aplicó aranceles del 145% a los productos chinos, y Beijing, en respuesta, incrementó sus tarifas de importación al 125%. Sin embargo, esta nueva prórroga sugiere que la diplomacia comercial se ha convertido en la estrategia preferida por ambas potencias para evitar una escalada mayor.
Al final, la decisión de Trump de retrasar el aumento de aranceles demuestra un enfoque más flexible en su política exterior, lo que, en definitiva, abre una ventana de oportunidad para alcanzar un acuerdo duradero y mutuamente beneficioso para las dos economías más grandes del mundo.