Soberanía Cognitiva y Reunificación Nacional para la Construcción de la Venezuela Potencia | Por: Gerardo Sánchez

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La Cotidianidad Invisible de la Guerra

Vivimos bajo la ilusión de que la guerra es una perturbación de la normalidad, una disrupción psico-social patológica que cada tanto tiempo experimenta el mundo; pero la realidad en mucho más inquietante, la realidad es que vivimos en un mundo en guerra, un mundo sumergido en conflictos bélicos de diferentes tipos e intensidades, que vive cada tanto, breves periodos de aparente paz.

Venezuela evidentemente no es una excepción a este planteamiento, estamos en guerra, no una guerra convencional, de frentes visibles y batallones, sino una contienda híbrida, no convencional, económica, psicológica y, fundamentalmente, cognitiva. Una batalla por cooptar las mentalidades de nuestros pueblos, y transfórmalas en espacios fértiles para aceptar sin resistencia, las nuevas formas de colonización económica y política de Latinoamérica.

Una batalla “silenciosa” (y a veces no tan silenciosa) donde, hasta los críticos honesto del Proceso Bolivariano, han tenido la necesidad de reconocer, que este gobierno de Nicolás Maduro, ha logrado evitar, hasta ahora, una escalada mayor a un conflicto armado convencional, con sus ineludibles consecuencias negativas para el país y su gente; garantizando así la paz relativa de este país y muy posiblemente del continente, en la última década.

Pero la ausencia de un conflicto armado total no significa la ausencia de víctimas. Todos hemos sido, de alguna manera, afectados por las nuevas formas de confrontación militar del siglo XXI, que han transformado nuestra mente y nuestra subjetividad en un objetivo de la estrategia imperialista de neocolonización. El imperialismo anglosajón, históricamente, ha buscado la división y balcanización de Nuestra América, frustrando el proyecto de unidad Bolivariana, y construyendo divisiones internas para impedir la unidad nacional. La polarización y migración inducida en la sociedad venezolana es un indicador inequívoco de esta maniobra bélica.

Ruptura del Tejido Social y Duelo por Separación Familiar como arma política

La migración inducida usada como arma contra nuestra población, ha sido una estrategia crucial de la guerra psicológica contra el país. Las oleadas migratorias que hemos experimentado en la última década, no son accidentales, han sido fabricadas y exacerbadas, mediante acciones bélicas de desestabilización política, sanciones económicas y bloqueos comerciales.

Maniobras que no solo buscan asfixiar la economía, sino también desestructurar el tejido social y familiar, para fomentar la disolución la identidad cultural y patriótica, enconcomitancia con las «fábricas de desmienten y olvidos» que son las redes sociales, donde gran parte de nuestra vida cognitiva se desenvuelve.

La separación de las familias, el desarraigo, la exposición a la xenofobia y la propaganda anti venezolana en el mundo, son heridas profundas que esta estrategia bélica ha infligido en la salud mental colectiva de nuestro pueblo.

Un destello de esperanza, en medio de esta confrontación, han sido las recientes negociaciaciones con los Estados Unidos que permitieron el retorno de cientos venezolanos al país y en particular de aquellos compatriotas que se encontraban injustamente encarcelados y secuestrados en El Salvador.

Estos eventos, aunque parciales, son un paso crucial hacia la desescalada del conflicto y la posibilidad de sanar las heridas generadas por la separación inducida de las familias, permitiendo la reunificación familiar-comunitaria y contribuyendo a la reconstrucción del tejido social y político del país.

Hacia la Soberanía Cognitiva y la Reunificación nacional

Es imperativo, entonces, comenzar a atender estas heridas de guerra. Debemos disponernos a la reconstitución del tejido social y político de la nación, consolidando la construcción de una nueva arquitectura de poder fundada en lo comunal y comunitario, arraigada en nuestras memorias colectivas populares y la solidaridad familiar que nosdistingue.

El camino es la soberanía cognitiva: desarrollar una portentosa capacidad de generación creativa de conocimiento que se fundamente en la defensa de nuestros intereses como nación y garanticen nuestra independencia en educación, ciencia y tecnología a todos los niveles. Como base fundamental para garantizar el desarrollo económico y tecnológico del país.

Frente a la polarización falsa y belicista que intenta dividirnos y fraccionarnos, frente a la balcanización de nuestra identidad nacional, social y política, y frente al miedo y al odio que se nos trata de imponer como agenda ineludible, el camino a construir es el del amor.

El amor a la patria, encarnado en el amor a la familia, al vecino, a los amigos, a la comunidad.

Es el camino de la unidad de la nación, de la unidad de Nuestra América, sostenida por el proyecto Bolivariano que el Comandante Chávez legó a nuestro pueblo para señalarle su destino en el siglo XX.

Dr. Gerardo Sánchez Ramírez, Psicólogo

 

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