El Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua informó mediante un comunicado oficial que se retiró de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). El gobierno nicaragüense fundamentó esta acción en su profunda protesta por la reciente decisión de la Unesco de otorgar un reconocimiento al diario «La Prensa».
Según la Cancillería nicaragüense, el medio de comunicación galardonado por la Unesco ha promovido históricamente «la violencia, la injerencia, los crímenes de odio, la crueldad, la anticultura y los antivalores». El comunicado añade que «La Prensa» impulsa y defiende «las ocupaciones e intervenciones militares y políticas norteamericanas en Nicaragua».
El gobierno de Daniel Ortega considera que, al otorgar este reconocimiento, la Unesco se convirtió en «promotora y cómplice» de una acción que ofende y agrede los valores de la identidad y cultura nicaragüense, «perdiendo su objetividad y descalificándose a sí misma». El ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua, Valdrack Jaentschke, firmó el texto que concluye con la declaración: «El Gobierno de la República de Nicaragua (…) comunica su decisión soberana e irrevocable de retirarse de dicha Organización».
Soberanía vs multilateralismo
Esta no es la primera vez que el gobierno nicaragüense toma una decisión de este calibre en relación con organismos internacionales. En marzo pasado, Nicaragua anunció su retiro de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), argumentando que la instancia se encuentra cada vez más desprestigiada debido a la parcialidad política que ha adoptado, asumiendo posturas beligerantes en asuntos que escapan a su competencia. Esta acción previa subraya la postura del gobierno de defender la soberanía nacional ante lo que percibe como injerencia o parcialidad por parte de organizaciones internacionales.
La decisión de Nicaragua de abandonar la Unesco marca un nuevo capítulo en las relaciones del país centroamericano con la comunidad internacional. Analistas sugieren que esta medida profundiza el aislamiento del país en foros multilaterales y refleja una creciente desconfianza hacia las organizaciones que critican su gestión interna o reconocen a medios de comunicación opositores.
La justificación del gobierno se centra en la defensa de sus valores culturales e identidad nacional frente a lo que considera una postura sesgada y una intromisión en sus asuntos internos por parte de la Unesco. La comunidad internacional observa con atención las implicaciones de esta retirada y su posible impacto en la participación de Nicaragua en otros organismos y foros internacionales.