Los migrantes venezolanos, Abu Ghraib y los campos de concentración de Bukele

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Los migrantes venezolanos, Abu Ghraib y los campos de concentración de Bukele | Por: David Gómez Rodríguez

Las primeras bombas que lanza el imperialismo en el ejercicio de la violencia y la dominación son la injuria y la mentira. En este sentido, “la lucha contra el terrorismo” como argumento legitimador para la injerencia, la tortura y la guerra son una conocida artimaña utilizada por EEUU para imponer a sangre y fuego un régimen en el que sus intereses económicos y geopolíticos se aseguren, siempre empapando con sangre y tapiando con escombros los conceptos de democracia y libertad. Un ejemplo claro de ello fue la operación que realizaron contra el “terrorismo” en Irak, país al que destrozaron buscando unas armas de destrucción masiva que nunca existieron. En el proceso invadieron un país, derrocaron un gobierno, asesinaron lideres políticos en actos públicos, instalaron 11 bases militares, impusieron un régimen que permitió la persecución y la tortura, para finalmente volver a demostrar que la “democracia” y “la libertad” no son el fin de estas operaciones, pues luego de 20 años, Irak, el segundo mayor productor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, que genera unos 8.000 millones de dólares al mes en coordinación con corporaciones estadounidenses, es incapaz de proveer servicios básicos a su población, que sufre dentro de su alma calamidades mayores, pues las cicatrices de la tortura y la humillación no son fáciles de borrar, por lo contrario quedan en la memoria de una manera tan dramática como las serie de obras de Fernando Botero llamadas Abu Ghraib ¡Qué terrible pregunta me llega a la mente al ver las pinturas del afamado pintor colombiano! ¿Será más inhumano lo hecho por los nazis en las cámaras de gas de Auschwitz o lo hecho por los gringos en las cárceles de Irak?

La palabra “terrorismo” hoy se utiliza para calificar a una organización criminal en la que pretenden inscribir a todos los venezolanos y venezolanas por el simple hecho de ser migrante en un contexto político donde EEUU acosa, a fin de imponer su “democracia” y su “libertad” al país que, no casualmente, ostenta la primera reserva petrolera del mundo. En esa persecución muchos venezolanos, empujados por las consecuencias económicas y sociales que se desprendieron de la asfixia que los EEUU y sus aliados ejercieron contra la economía venezolana al imponer más de 1.028 medidas coercitivas unilaterales, las cuales han sido catalogadas por la ONU como ilegales y que constituyen una forma de tortura social contra un pueblo, han sufrido calamidades innumerables. Estas medidas en sí son crímenes que atentan contra la dignidad humana al buscar afectar la seguridad alimentaria, socavar la eficiencia en el sistema salud y sumir en la oscuridad a todo un país a través del colapso de su economía. Por si fuera poco fustigar a la población que ha resistido en Venezuela de manera victoriosa, el presidente de los EEUU, Donald Trump, amparándose en la Ley de enemigos extranjeros (1798) ha publicado a través de la página web de la casa blanca un decreto que garantiza las condiciones jurídicas y operativa para una gran operación de persecución al estilo nazi contra los venezolanos en EEUU. En consecuencia, mientras escribo estas líneas más de 300 familias reclaman a sus hijos exigiendo justicia frente a una decisión que criminaliza la migración, estigmatiza a una nación, justifica la tortura y viola los derechos humanos ¿No es esto fascismo?

«El Triunfo de la Muerte» es otra obra a la que debo hacer referencia, pues nos confronta con cuerpos apilados que recuerdan al holocausto nazi, miradas vacías de prisioneros despojados de humanidad y símbolos que hacen pensar en el horror. Este cuadro es una de las mejores obras de toda la producción de Félix Nussbaum el cual se encuentra en Osnabrück, su ciudad natal. Esta obra, creada en contexto de la persecución de judíos, comunistas, negros y disidentes políticos en la Alemania de Hitler, hoy dialoga con las fotografías y videos de TikTok del Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador: cárceles donde 53.000 presos viven en celdas minúsculas y frías, bajo régimen de perpetua incomunicación, violencia programada y sumisión.

En estas mismas cárceles creadas por Bukele hoy se envía a los venezolanos que EEUU utiliza como símbolos del castigo. Frente a esta política de acoso imperialista, ya no contra una revolución, sino contra un pueblo, es pertinente tomar en cuenta las ideas de Zygmunt Bauman en su libro “Holocausto y modernidad” y entender que todo imperio necesitas sus barbaros aunque tenga que inventarlos, más en una humanidad que se enfrenta a la crisis de sus propio paradigma civilizatorio, con un capitalismo que se desquebraja entre la desigualdad y la guerra, haciéndonos pensar que es necesaria una nueva modernidad, no ésta que nos lleva a la persecución de nuestro propio género, de genocidio en genocidio; no está que crea campos de concentración “modernos”.

Cuando el secretario ejecutivo de ALBA-TCP, Jorge Arreaza, cataloga de neonazi a la política de Trump y Bukele está denunciando el resurgimiento del fascismo con nuevos métodos y estrategias. Cuando en 1945 se liberaron los campos de concentración, se encontraron 7.000 kg de cabello humano; en 2023, las cárceles salvadoreñas exhiben otro tipo de trofeos, por ejemplo, 12.000 tatuajes removidos y 5.800 confesiones bajo tortura según la CIDH. Esto ya es grave desde el punto de vista de los derechos humanos, no obstante, se hace mucho peor la situación al incluir a los venezolanos entre estos reclusos, ya que, están secuestrando personas y criminalizando la migración por intereses políticos y económicos. Esto constituye un peligroso precedente y nos hace pensar que Trump y Bukele más temprano que tarde levantarán con descaro su brazo derecho saludando una esvástica disfrazada de dólar, como ya lo ha hecho su magnate transhumano, Elon Musk.

Félix Nussbaum, poco antes de ser detenido en Bruselas le dio muchas de sus obras a uno de sus amigos y le dijo: “Si yo muriera, no permitas que a mis obras les sucediera lo mismo, muéstralas al mundo”, Fernando Botero a su vez habla de dejar un testimonio de la violencia y los horrores cometidos por la humanidad. Esto me hace pensar que la persecución y la tortura no es solo contra los cuerpos, sino también contra el espíritu, contra la cultura. Con la invasión de Estados Unidos a Irak, el pueblo también perdió gran parte de su patrimonio cultural, saqueadores entraron a los museos, bibliotecas y sitios arqueológicos destruyendo y robando bienes que se remontan a la Mesopotamia antigua. También sucede con Rusia, a la que tratan de atacar incluso a través de la cancelación de Pushkin y la exclusión de sus deportistas en eventos internacionales. Asimismo, hace unos días en España se vetaron 3 películas venezolanas, entre ellas una que muestra la vida de Alí Primera, cantor del pueblo, defensor de la cultura popular y militante de la revolución ¿Será esto casual o es un ataque integral contra la venezolanidad? La respuesta huele a azufre, pero no triunfará la muerte.

 

David Gómez Rodríguez

@davidgomez_rodriguez


 

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