Elementos para el análisis de la coyuntura en ocasión del Congreso del PSUV | Por: Jesús Faría
El sistema capitalista mundial se encuentra en un proceso de profundización de su crisis histórica. El imperialismo yanqui ha ido perdiendo su poder hegemónico, instaurado después de la trágica disolución de la URSS a comienzo de los años 90. La capacidad de los EE. UU. de desarrollar prácticamente sin límites su estrategia expansionista y la dominación política, económica y cultural de los pueblos del mundo, ya es parte del pasado.
Asimismo, se observa un retroceso sustancial de su antigua supremacía económica mundial a manos de China, en particular, y los BRICS, en general, lo cual está acompañado por un notable deterioro de las condiciones de acumulación del capital a nivel global. Es decir, las potencias imperialistas retroceden en su poder económico mundial y, a su vez, el dinamismo de sus economías se deteriora significativamente.
Esto se traduce en crisis políticas en las naciones capitalistas, expresadas en la decadencia de las democracias liberales burguesas, incapaces de dar respuestas a los más elementales problemas sociales; el peligroso rebrote del fascismo y el surgimiento de fuerzas y personajes ultraderechistas, como D. Trump, entre otros fenómenos.
En lo social, la pobreza y desigualdad crecientes conviven escandalosamente con la multiplicación acelerada de las fortunas financieras de una oligarquía cada vez más poderosa y parasitaria. Este fenómeno de concentración de riqueza en manos de una reducida élite, se presenta en dimensiones más alarmantes a escala mundial cuando se contrasta la creciente riqueza de las corporaciones transnacionales y el empobrecimiento agudizado de los pueblos del mundo.
Esta crisis también explica la creciente agresividad del imperialismo. La guerra desatada por los EE.UU. y la OTAN en contra Rusia en Ucrania, busca debilitar a la potencia euroasiática como gran antagonista del decadente hegemón imperialista, pero también pone en peligro la paz en Europa y en el mundo. Se trata de una reacción desesperada del Occidente Colectivo frente al cambio irreversible que se produce en el planeta hacia un mundo multipolar. La resistencia y las victorias militares rusas ponen en clara evidencia, que el poderío militar imperialista ya no es suficiente para imponer su dominación ni intereses en el planeta.
Por su parte, la brutalidad del imperialismo se manifiesta dramáticamente en el genocidio que comete junto al sionismo en contra del pueblo palestino. En general, los EEUU y sus satélites han creado en el Medio Oriente una zona de guerra muy peligrosa para la estabilidad del planeta en razón de la importancia energética de esta región del mundo, los flujos de migrantes y las fuerzas terroristas que ahí germinan, alimentadas por Occidente.
Una expresión gravísima de la crisis del capitalismo es el cambio climático y el peligro que, a partir de dicha crisis, se cierne sobre la existencia de la especie humana. En su desarrollo, el sistema capitalista va destruyendo los cimientos para la vida humana.
En líneas generales, el planeta avanza inexorablemente hacia un Nuevo Orden Mundial y Venezuela acompaña esos cambios históricos con sus luchas antiimperialistas y sus ideas bolivarianas. Alineados con los BRICS, con crecientes y sólidos vínculos económicos y políticos con potencias globales y potencias emergentes como Rusia, China, Irán, Bielorrusia, Vietnam, India, Sudáfrica, etc., realizamos nuestra contribución hacia un Nuevo Orden Mundial.
Este Nuevo Orden Mundial en gestación se fundamenta en el respeto a la autodeterminación de los pueblos, la cooperación, el derecho al desarrollo, el respeto a la leyes internacionales, la multipolaridad, el multilateralismo, etc. En tal sentido, la desdolarización de las relaciones económicas internacionales constituye, por ejemplo, un punto esencial de la agenda por un nuevo orden económico mundial
En cuanto a América Latina, actualmente reina una muy lamentable división de las naciones acerca del rumbo que debe seguir la región. Gobiernos nacionales dirigidos por la ultraderecha (Argentina, El Salvador, Perú, Ecuador, Paraguay, Panamá, entre otros) y vergonzosamente subordinados al imperialismo, son los promotores fundamentales de esta lamentable constelación.
Sin embargo, hay un grupo de naciones que mantienen el rumbo de la integración bolivariana para la independencia y el desarrollo. Al frente de ellos se encuentra el ALBA. Por su parte, grandes potencias regionales como Brasil, que forma parte de los BRICS, y México, que ha asumido una actitud muy digna de defensa de su independencia y solidaridad con las naciones agredidas por los EEUU, inclinan la balanza hacia lo que se ha denominado el progresismo en la región.
La llegada de D. Trump a la presidencia de los EE.UU. constituye un verdadero terremoto para el sistema imperialistas en crisis en razón de su naturaleza aventurera y conflictiva. Este nuevo gobierno de Trump promete avivar las contradicciones interimperialistas, pero también a adoptar un curso muy agresivo hacia los gobiernos progresistas de la región. De hecho, se alinea con la exacerbación de la Doctrina Monroe. A lo interno, adoptará un curso socioeconómico ultraliberal. En el escenario interno e internacional, será una administración signada por la instrumentación de la manera más brutal los intereses del capital monopolista norteamericano.
En este contexto internacional, se cierra en Venezuela un ciclo histórico de dura resistencia frente a la mayor agresión extranjera, que haya sufrido la patria en su historia republicana. Desde el 2017 se han aplicado más de 900 sanciones imperialistas contra el país; asimismo, se han implementado intentos de magnicidio, golpes de Estado, incursión de mercenarios, insurrección fascista, etc., con el propósito de incendiar al país y derrocar al presidente Nicolás Maduro. En ese periodo, uno de los principales objetivos de las brutales políticas de agresión de los EE.UU. en el planeta era la derrota de la Revolución Bolivariana.
En relación con el bloqueo imperialista, podemos decir que el país ha dejado de obtener ingresos por casi 200 millardos de dólares y los daños a la economía nacional superan los 500 millardos de dólares. Podemos asegurar que no hay un solo problema social o económico en la actualidad en nuestro país, que no tenga su causa en esta brutal agresión externa.
En ese período comprendido entre el 2017 y el 2024 se dieron duros combates por la libertad y la independencia de la patria, que permitieron acumular fuerzas para la histórica victoria del presidente Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del 28 de julio del 2024. Esa victoria constituye un momento crucial de esa batalla antiimperialista.
La ecuación victoriosa, que sirvió de base para la estrategia de resistencia y contraofensiva de las fuerzas revolucionarias, se basa en enseñanzas de las revoluciones victoriosas del s. XX, así como en el legado del comandante Chávez. Por una parte, se constituyó una amplia unidad nacional en defensa de la patria en torno a una gran fuerza revolucionaria, como el PSUV, y al presidente Nicolás Maduro, para enfrentar un enemigo tan poderoso como el imperialismo yanqui.
Por otra parte, se generó un creciente despliegue de las fuerzas populares, que permitió elevar considerablemente la combatividad, intensidad y contundencia de nuestras luchas.
Asimismo, la unión popular-militar-policial se potenció a su máxima expresión, lo cual permitió combinar el factor armado, indispensable para la defensa de cualquier revolución, con la presencia masiva del pueblo organizado y movilizado. Nuestro partido jugo un papel estelar en esta costelación, especialmente, encabezando la movilización popular y en el despliegue de las UPPAZ.
Estas líneas de acción nos permitieron propinarle al imperialismo una de sus más dolorosas derrotas en las últimas décadas, así como también aplastar a las fuerzas del fascismo.
En cuanto al fascismo, debemos tener claro que constituye una fuerza terrorista, que se fundamenta en la demagogia más infame para justificar el odio de clase y racial, así como en la aniquilación física de sus adversarios políticos. Es promovido por el imperialismo y las oligarquías para enfrentar al movimiento revolucionario en ascenso o en el poder y su propósito es instaurar una dictadura sanguinaria, como ya ha existido en otras épocas y en otras naciones. Con el fascismo, criminal por naturaleza, no se puede negociar ni llegar a acuerdos. Es tarea nuestra combatirlo hasta su supresión, tal como ha ocurrido en los meses recientes en el país.
En relación con la oposición local, atraviesa su peor momento en los últimos 25 años. A consecuencia de las derrotas estrepitosas sufridas y los colosales errores cometidos, se encuentra fracturada, en repliegue, sin conexión con sus electores, a espaldas del país. Su principal fortaleza radica en el apoyo que le brindan los EEUU, lo cual la convierte en una fuerza pitiyanqui, sin autoridad moral para gobernar el país.
En la actualidad, el país se encuentra en paz y en absoluta tranquilidad. Esto constituye una gran conquista de las fuerzas revolucionarias y de toda la unidad nacional antiimperialista, que se ha conformado para garantizar la integridad de la República.
Esta condición de paz y orden cada vez más consolidada en el país, además de la tranquilidad para la población, nos permite ocuparnos con temas de excepcional importancia para la revolución, como es el desarrollo socioeconómico del país. Revertir los terribles daños del bloqueo económico representa un objetivo impostergable,. Esto, a su vez, contribuirá a fortalecer la estabilidad política interna.
En lo económico, por ejemplo, la producción se ha expandido por 15 trimestres de manera consecutiva. El crecimiento económico de 9% en el 2024 fue una de las tasas de crecimiento más altas del planeta. La estabilidad macroeconómica continúa fortaleciéndose. Se avanza en la diversificación del modelo productivo nacional, que sepulte definitivamente el rentismo.
Esto tiene diversas lecturas y vamos a destacar dos. Por una parte, el bloqueo ya no puede detener al dinamismo de nuestra economía. Las sanciones imperiales continúan haciendo daño, impiden el despliegue pleno de las fuerzas productivas, pero ha fracasado en su propósito de asfixiar a la nación.
Por otra parte, la generación de riqueza asociado al crecimiento económico bajo un gobierno socialista siempre sirve de base para crear bienestar y justicia social en la población. Este escenario de expansión productiva sienta las bases para restablecer el potentísimo sistema de bienestar y seguridad social chavista, que llevó al pueblo venezolano a los más elevados niveles de prosperidad del continente y del mundo subdesarrollado en el pasado reciente y que fue implosionado por la criminal agresión externa. El punto de partida para mantener el dinamismo económico y la generación de bienestar social, lo constituye la paz y estabilidad interna conquistados con tanto sacrificio.
De hecho, se comienzan a manifestar progresivamente las mejoras en las condiciones de vida de la población. Variables como empleo, ingresos, servicios públicos, protección social, etc., mejoran progresivamente. En tal sentido, un objetivo absolutamente prioritario del gobierno bolivariano lo constituye el aumento de los ingresos de los trabajadores, salvajemente golpeado por las sanciones yanquis. El presidente Nicolás Maduro ha reiterado en muchas oportunidades su compromiso inquebrantable para avanzar en este frente tan importante.
Las tareas del partido en este ámbito consisten en participar activamente en la ejecución eficiente de las políticas públicas de la revolución, sembrar la conciencia revolucionaria simultáneamente con la generación del bienestar, explicar a nuestro pueblo trabajador el efecto destructivo de las sanciones imperiales y organizar al pueblo en torno a las políticas sociales del gobierno bolivariano.
Asimismo, el perfeccionamiento de la democracia bolivariana tiene un espacio de especial significado en la agenda política nacional. El desarrollo de las comunas como células del socialismo, como forma de organización social basada en el bien común, en la participación popular, en la ética de la solidaridad, se encuentra en el orden del día de la revolución. Al respecto, se avanza significativamente en la trasferencia de recursos para su administración directa por parte del pueblo.
La comuna representa para nosotros el rompimiento definitivo con el sistema capitalista y el desarrollo histórico de un nuevo modelo socialista. Las comunas cristalizarán en la medida en que nuestro partido, como gran partido de vanguardia de la Revolución Bolivariana, se involucre en su construcción, se convierta en parte orgánica de ellas y en motor de su desarrollo, se consolide como organizador por excelencia del pueblo en la comuna, siembre la conciencia socialista en su seno.
Por otra parte, este será un año de grandes desafíos electorales. Además de las consultas de los proyectos comunitarios, se han convocado tres elecciones constitucionales: Asamblea Nacional; gobernadores y legisladores; alcaldías y concejales. En el marco de la gran alianza del GPP y de las Siete Fuerzas del Bloque Histórico, estamos obligados a obtener grandes victorias para garantizar la tranquilidad y paz de la patria, así como la gobernabilidad en el territorio y la estabilidad en una institución tan relevante como el parlamento. Tenemos que trabajar por la unidad plena y la máxima movilización para construir la mayoría, que nos permita alcanzar nuevamente la victoria electoral en cada uno de estos procesos.
El desarrollo de las comunas y el ejercicio electoral con absolutas libertades, pese a los implacables impactos del bloqueo y, en general, pese a la agresión imperialistas, constituyen una demostración elocuente de la extraordinaria vitalidad de la democracia popular imperante en nuestro país.
En otro orden de ideas, debemos mantener la guardia en alto. El imperialismo no descansa. A pesar de las primeras señales del gobierno de Trump, que hasta el momento no apuntan al restablecimiento de la criminal estrategia de “máxima presión”, las fuerzas del imperialismo no son de fiar. La experiencia indica que trabajan sobre la base del engaño. Cuentan con poderosos mecanismos de acciones subversivas y de operaciones encubiertas en función de desestabilizar y caotizar a las naciones que buscan la independencia. Cuentan también con factores fascistas, fuerzas mercenarias y grupos delictivos, que siempre se ponen a la orden de la contrarrevolución y sus planes desestabilizadores y golpistas.
De tal manera que, preservar la paz y la estabilidad constituye un objetivo estratégico de la revolución bolivariana. Para ello, es imprescindible fortalecer la fusión popular-militar-policial, lo cual implica para el trabajo del partido el fortalecimiento de las UPPAZ y de las milicias, construir el vínculo más estrecho con nuestras FANB y los cuerpos policiales. Una revolución pacífica, también tiene que estar armada, como tantas veces lo advirtiera el comandante Chávez.
En el campo comunicacional tenemos una tarea titánica. Las grandes corporaciones tecnológicas emplean las redes sociales para subyugar a los pueblos, para subvertir el orden interno de las naciones. El bombardeo sistemático de contenidos y mensajes alienantes buscan la despolitización de la población, el sometimiento de los diferentes sectores de la sociedad a los dictados del sistema capitalista. Por esta vía, se generan las mentiras más infames en contra de las fuerzas progresistas, se oculta la responsabilidad del capitalismo en la agudización de los grandes problemas de la humanidad, se glorifican las doctrinas y fuerzas más criminales, como el neoliberalismo, el colonialismo y el fascismo. Contener este proceso que conduce a la “podredumbre mental”, un verdadero drama de la civilización, y revertirlo en el marco de una gran revolución cultural de los pueblos, constituye un enorme desafío para la Revolución Bolivariana y la humanidad en su conjunto.
Finalmente, tenemos la propuesta programática de las 7 Transformaciones, presentada por el presidente Nicolás Maduro al pueblo venezolano en el pasado proceso electoral. Este plan de acción revolucionaria, que se deriva del Plan de la Patria del comandante Chávez, guiará nuestros esfuerzos transformadores en los próximos lustros. El partido debe convertirse en el gran motor de las fuerzas populares, que son finalmente, las llamadas a implementar estas líneas de acción de la transición al Socialismo Bolivariano del s. XXI de nuestro comandante Chávez. Debemos estudiar, perfeccionar, traducir a lo concreto este plan; difundir en el seno del pueblo trabajador y motivarlo a la lucha y trabajo revolucionario en función de su instrumentación. Esta es la respuesta socialista de nuestro proyecto histórico socialista frente a la práctica depredadora y explotadora del capitalismo en la coyuntura actual.
JESÚS FARÍA
PSUV.