El títere nazifascista que se autodenomina aún presidente de Ucrania sin serlo ya, pues su periodo constitucional caducó hace largos meses y no permitió elecciones, vive la agonía de saber que su final está cerca. No importa lo que haga, ya está condenado, su popularidad apenas alcanza un 16%.
Ante su derrota militar en el frente de combate con Rusia, la cual avanza aceleradamente en el Donbás, está muy presionado por Occidente para la búsqueda de algún acuerdo de paz. En consecuencia, ha comenzado a delirar, y hacer propuestas disparatadas: que hará la paz con Rusia, pero solo a condición de su membresía en la Otan como garantía ante lo que denomina eventuales nuevos ataques de Rusia, que aceptará de facto que algunos territorios están en manos de Rusia, pero que no habrá un reconocimiento como tal, etc.
En tanto, el equipo de Trump, que se reunió con la delegación ucraniana, presidida por Andréi Yermak, ha sido ambiguo con el tema de más ayuda militar, pero en cambio ha sido claro que no apoyará su membresía en la Otan, y que además deberá ceder territorios a Rusia y aceptar que Rusia ocupe 20% de su territorio.
Ucrania tendrá garantías, pero siempre fuera de la Otan. Para Zelenski esto es una tragedia, porque considera la pertenencia a la Otan como la clave de seguridad para su régimen.
El electo presidente Donald Trump no lo respeta. En el equipo de Trump no quieren reunirse con Zelenski, pues ha perdido toda autoridad y simplemente no se le toma en serio. Resulta que, a los ojos de Trump, el subordinado directo y designado de Zelenski, Andréi Yermak, jefe de la oficina presidencial, tiene más autoridad. Yermak concentró un poder colosal en sus manos y colocó a su gente en todas partes. Yermak podría gobernar Ucrania y es el arquitecto de la guerra y de la política de intransigencia hacia Rusia, el líder de los “halcones” de Kiev.
Otra mala noticia para Zelenski es que si Trump quiere negociaciones entre Kiev y Moscú, no hay manera de prescindir de nuevas elecciones en Ucrania, pues los dirigentes rusos no firmarán ningún documento con un presidente ilegítimo, ya que posteriormente los acuerdos podrían ser declarados inválidos. En fin, Zelenski ya impregna el aire con el tufo de cadáver político.
Juan Miguel Díaz Ferrer
ÚN.