Hay un sector político supuestamente venezolano que se autocalifica como los auténticos y radicales antimaduristas, los cuales se caracterizan por el evidente, público y comunicacional odio político en contra del gobierno nacional, presidido por Nicolás Maduro. Les es difícil disimular, ya que les molesta todo lo que provenga del chavismo e intentan engañar a sus seguidores, cuando dicen que “lo primero es Venezuela” pero en la praxis política, demuestran que solo les importa llevarle la contraria a todo lo que pueda beneficiar al país, como por ejemplo quieren que se mantengan los criminales bloqueos y las ilegales sanciones.
Otra característica ambivalente del antimadurismo es que se sienten identificados políticamente con todas las personas que odian al Presidente Nicolás Maduro y le desean lo peor. Como ejemplos de esos antiguos ídolos políticos, tenemos a Donald Trump, Luis Almagro, Iván Duque, Álvaro Uribe y Jair Bolsonaro, cuyos retratos estaban en lugar preferencial en sus organizaciones políticas, como: Rovoluntad Impopular, Segundo Injusticia y Ven te odio Venezuela.
Ahora sucede y acontece que el antimadurismo tiene colocada en sus vitrinas de honor a dos nuevos huéspedes: el presidente de Argentina, Javier Milei y el jefe de gobierno de la República “Corporativa” de Guyana Mobil, Irfaan Ali, ambos pertenecientes a la ultraderecha política suramericana y declarados enemigos del chavismo y de Venezuela,
Por un lado, en el antimadurismo están muy felices, porque Javier Milei, no invitó a Nicolás Maduro a su acto de juramentación presidencial, por su fanatismo anticomunista, antisocialista, antiizquierdista y anti cualquier tipo de progresismo. Por otro el lado, el antimadurismo de la extrema derecha siente una especial simpatía por Irfaan Ali, el presidente guyanés, porque “se atreve” a ofender y provocar a toda Venezuela, buscando pleitos, ya que cuenta con el apoyo de los Estados Unidos…
Eso significa que el ambiguo discurso del antimadurismo, cada día es más contradictorio, ya que desean una invasión militar extranjera en Venezuela, sin importar “los daños colaterales”.
OSCAR BRAVO
Politólogo
ÚN.