Toda actividad intelectual, como la que llevan a cabo quienes se dedican a la literatura, las artes plásticas o el periodismo, parte de personalidades y obras que les han precedido en su ámbito o área, pues ello conforma una tradición o legado que deben seguir, emular o superar. Un problema actual en Venezuela es que eso que llamamos “referentes”, en la mayoría de los casos, son foráneos porque los nuestros, los de nuestra historia y cultura, han sido sistemáticamente ignorados o invisibilizados.
Uno de los casos más evidentes es el del periodismo venezolano. Tanto en la academia como en los lugares de trabajo (esos que han sobrevivido a la vorágine digital), no se fomenta el rescate de los referentes del ejercicio profesional del periodismo. Docentes y estudiantes en las universidades y supervisores nóveles en medios de comunicación no poseen el conocimiento histórico ni la voluntad sincera de mantener viva la herencia de las y los intelectuales que nos precedieron.
Aunque hay tímidas iniciativas que terminan en un círculo muy cerrado, la verdad es que en la enseñanza del periodismo y en su práctica profesional seguimos refiriéndonos como ejemplos del buen periodismo a los Truman Capote o los Tom Wolfe, e incluso llegamos a nombres más cercanos como Gabriel García Márquez o Tomás Eloy Martínez, lo cual está bien; pero no hablamos de Jesús Sanoja Hernández, Sofía Ímber, Susana Rotker, Oscar Guaramato o Miguel Otero Silva (MOS), todas destacadas figuras del periodismo y de la cultura venezolana.
Tal vez el referente más injustamente invisibilizado los últimos años es Miguel Otero Silva, quien el pasado 28 de agosto se conmemoró el 38º aniversario de su partida física. MOS sintetiza todo lo que apreciamos en figuras clásicas del periodismo latinoamericano como su entrañable amigo García Márquez. El autor de Casas muertas no solo fue un político comprometido, un brillante escritor, un agudo humorista y un excelente periodista, sino que además, siendo ya un renombrado hombre público, ingresó a la UCV en la entonces naciente Escuela de Periodismo y como cualquier otro bachiller de la época asistió a clases, se tituló y dio el discurso de graduación en 1949. En pocas palabras y sin duda alguna, MOS es un referente obligado para todas y todos quienes amamos esta hermosa profesión en Venezuela.
ANTONIO NÚÑEZ ALDAZORO
Periodista y profesor de la UCV.