La novela Guaidó: Capítulo Miami

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La novela Guaidó continúa. Tras ser desmentido por el canciller colombiano Álvaro Leyva, quien dijo que no lo invitó a la Conferencia Internacional sobre Venezuela, se colgó su mochila y se fue para el único lugar que podía irse: Estados Unidos.

Llegó a Miami con el sonido de los grillos de fondo. Miraba a los lados, sonreía nervioso. Nadie lo esperaba salvo los medios de siempre, claro, para continuar la novela.

A ellos les dijo que estaba muy preocupado. Que tenía hambre, que pensaba en su esposa porque la estaban amenazando. Pero esta es otra parte poco creíble de la novela Guaidó, porque desde el momento de su salida, se supo que su destino real era Estados Unidos. Aun así, dejó a su esposa en Venezuela.

Un libreto demasiado fingido

Guaidó no tiene legitimidad ni sentido común, ni siquiera aliados le quedan. Pero eso sí, el show nunca le falta. Aseguró que su familia y su «equipo de trabajo» recibieron amenazas. Cuando le preguntaron qué clase de amenazas, evadió responder. «Me gustaría dar detalles, pero siento que su vida corre riesgos». Aun así, se fue.

Durante las últimas 24 horas, el exdirigente político venezolano hizo alarde de su problema de mitomanía. Dijo que fue a Colombia a la Conferencia Internacional, que se reuniría con delegaciones, que fue invitado por el canciller Álvaro Leyva. Todo, rigurosamente desmentido por la cancillería colombiana.

Un mal libreto que ni siquiera tuvo un poco de producción para parecer real.

En el aeropuerto de Miami, quiso mostrarse como un migrante que viaja con un morral y sus penurias. Venezuela sabe que fue Juan Guaidó, junto con una trama bien montada de gobiernos impulsados por Estados Unidos, los que generaron el proceso de la migración venezolana en los últimos años. El propósito fue político. 

Pero Guaidó no es un migrante solo que viaja con un morral sencillo. Al menos hasta 2021, según datos de su propio Banco central Ad Hoc, que manejó fondos de los venezolanos, su «presidencia interina» desembolsó 1.9 millones de dólares en sus gastos. Tampoco tuvo que pasar penurias en la selva o en alguna carretera. El presidente Maduro denunció que la embajada de Estados Unidos en Venezuela, le pagó el viaje.

Luego de una propaganda feroz en favor de la migración, los dejaron solos. El Gobierno venezolano debió activar un plan de Vuelta a la Patria para regresar a quienes sufrieron explotación, xenofobia y maltrato. Guaidó llegará cómodo a Estados Unidos, a seguir trabajando para sus amos. Aunque no es seguro que tenga apoyo popular.

Sin embargo, es claro que todos sus discursos en las últimas horas, de que fue perseguido en Colombia y que huye de la dictadura, son sencillamente parte de un intento por llegar victimizado y martirizado a un exilio dorado en el destino típico de los corruptos de derecha durante la cuarta República: Miami.

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