Si se quiere conocer el verdadero impacto de la apertura de la frontera Colombia-Venezuela, no necesariamente se debe recurrir a expertos o revisar los ingresos históricos de las relaciones comerciales entre ambas naciones, quizá solo basta con observar las reacciones de los detractores, empeñados en hacer el mayor daño posible al pueblo, en su intento de revertir la lealtad al chavismo.
Por eso es importante dar un paso hacia atrás para ampliar la perspectiva y ver este importante momento en toda su magnitud.
VERDADES
En ese sentido, el linchamiento mediático contra Gustavo Petro, luego del reconocimiento al gobierno de Nicolás Maduro y su polémico discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas. Así como las recientes declaraciones del ex presidente Ivan Duque donde denuncia supuestos vínculos entre Venezuela y la estructura criminal colombiana enquistada en el gobierno; solo reafirma dos grandes verdades:
- Iván Duque confirma la sociedad existente entre el Estado Colombiano y las estructuras criminales en ese país.
- Es inobjetable el golpe político y económico que ha significado la victoria de Petro para el funcionamiento y de esas estructuras crimínales.
En este punto, la apertura de la frontera adquiere, además de la relevancia geopolítica, un carácter simbólico que derrumba a Colombia como bastión del imperialismo en sus planes contra la Revolución Bolivariana.
Hablamos entonces de un triunfo de la diplomacia de paz. Se abre la frontera y una nueva etapa, no solo en el tránsito y el intercambio socioeconómico y cultural de estas zonas; sino en la correlación de fuerzas del sur, hecho que tendrá otro capítulo importante en el inminente triunfo de Lula en Brasil.
Mientras tanto, seis años después de la firma de los acuerdos en Cuba, el pueblo celebra lo aparentemente simple. Festeja nuevamente la posibilidad de alcanzar la paz, la libertad de movimiento; y la primera de muchas derrotas a las mafias que se nutrieron por años del odio que cerró la frontera, pero que nunca pudo cortar los lazos y las historia que nos une.