Cuando se habla de la tierra, su distribución y su importancia estratégica, obligatoriamente hay que trasladarse a la primera década del siglo XXI donde Hugo Chávez avanzó significativamente en este sentido: rescate de tierras, lucha contra el latifundio y visibilización del campesino y campesina como sujeto fundamental para el proceso revolucionario.
Planificación científica, nueva institucionalidad y la tierra
Chávez define a la agricultura como «uno de los campos para la transición al socialismo«, en el que pidió poner énfasis en la «planificación científica hasta la ejecución de los programas, proyectos, el seguimiento...» Este planteamiento, que se convierte en instrucción, toma más importancia en este momento histórico que vive el país, dónde el bloqueo imperialista afecta a todos por igual, en el que la agricultura es la que ha vencido, gracias a que los campesinos y campesinas han asumido la producción nacional como arma para combatir en la guerra económica.
Construir una nueva institucionalidad es fundamental para cumplir con esta instrucción; planificación científica para el rescate y distribución justa de la tierra. Pero también la organización popular campesina es necesaria para ejecutar lo siguiente: «de ahí (las tierras) a ustedes más nadie los va a sacar pero que más nunca, esa tierra es de ustedes, ah pero no me la pueden vender, no, no la pueden vender porque la tierra no es mercancía«.
En ese sentido, Chávez es contundente en la definición de tierra como bien social y no como mercancía: «La tierra no es negocio, la tierra es vida, es la fuente de la vida, la madre tierra que tiene los minerales dentro de ella, todos los nutrientes, el agua, recibe el sol y la bendición de Dios para producir alimentos y para vivir sobre ella, incluso para ir después a convertirse en ella cuando cumplamos el ciclo de la vida, la tierra no es mercancía, el capitalismo convirtió la tierra en mercancía, así que ustedes no la pueden vender«.
La tierra es para trabajarla
Siempre contundente, se refería a la entrega de títulos de adjudicación como una herramienta para «trabajar la tierra«, pero también sentenció que «si no la trabajas pierdes el derecho y te lo quitamos igualito y se lo damos a otro que lo vaya a trabajar. Eso es parte de la nueva cultura«.
«…estoy cumpliendo una tarea aquí, entregando los títulos de tierra a los productores, los que de verdad producen en el campo. Y yo invito a los venezolanos, bueno a seguir trabajando la tierra, ocupando la tierra, y nosotros en el gobierno seguiremos rescatando tierras y transfiriéndola al pueblo, porque eso sí es lo que estamos haciendo; guerra al latifundio«.
Guerra a muerte contra el latifundio
Respecto al latifundio, el comandante Hugo Chávez siempre fue enfático: «donde haya latifundio, allá llegará la mano de la revolución y el pueblo. La tierra es para el que la trabaja, la tierra es para el campesino, la tierra es para el pueblo y para producir alimentos para el pueblo«.
Hoy en día, el combate contra el latifundio continúa; pero también contra la corrupción; la ineficiencia y la falta de una dirigencia institucional que ejecuten políticas públicas correctas en beneficio del campesino y su derecho al acceso a la tierra. Estos se constituyen en los problemas a solucionar, junto a la organización popular campesina nacional necesaria para empujar este combate.
Nicolás Maduro y su método científico: Vértices para la soberanía
A pesar de haber realizado avances significativos y coherentes con la realidad, el sicariato contra campesinos y la arremetida de los latifundistas continúa. Allí es donde el presidente Nicolás Maduro ha hecho contudentes críticas a quienes dirigimos las políticas de tierras. Pero no se quedó ahí, el presidente junto a los campesinos rescataron y nutrieron a la Gran Misión AgroVenezuela, construyendo Vértices de trabajo que se constituyen en una herramienta científica; con metas y acciones concretas que se establecen como una hoja de ruta para todo el sector, en cuanto a ejecución de políticas públicas en materia de producción agroalimentaria.
La justicia en el campo pasa por la eliminación de cualquier acto de persecución judicial y «extrajudicial» contra los campesinos, pero también por el respeto y cumplimiento de las leyes y el principio revolucionario de «la tierra es de quien la trabaje».
