¿Inicia nueva era en EE.UU.?: Claves del primer discurso del presidente demócrata Joe Biden

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El demócrata Joe Biden se juramentó como nuevo presidente de EE.UU. y no pasó nada. Los temores de un ataque o de violencia en el cambio de gobierno se quedaron en el terreno de los hipotéticos escenarios de conflicto que elaboran siempre los equipos de seguridad.

La jornada fue una ceremonia sin público. En donde debían estar las personas, sembraron miles de banderas, una escena muda que decoró un traspaso de gobierno inédito, en donde el que debía entregar no estuvo.

El discurso de Biden fue una alegoría constante de los lugares comunes del excepcionalismo estadounidense. Como un fiel espectador de su industria cultural cargada de una extraordinaria buena opinión de sí mismos, remarcó que su país “seguirá siendo la luz del mundo”.

joe biden

Llamado a la unidad

Apeló varias veces al llamado a la unidad, reconociendo que asume una época de división interna; uno de los tantos desafíos que se le presentan al menos en los próximos 4 años.

El demócrata Joe Biden ganó, pero no lo hizo por tanto. A los que no le votaron les dijo varias veces que es un democrático disentir y que tener opiniones distintas no debe convertirse en una razón para enfrentarse violentamente.

“Cada desacuerdo no debe ser razón para una guerra entre todos”, dijo el nuevo Presidente.

Atención sobre la covid-19

Se refirió a la pandemia y auguró un invierno oscuro. Rindió tributo a las más de 400 mil víctimas, un saldo que convierte a su país, acostumbrado a hacer cosas excepcionales, a ser el más afectado por la crisis sanitaria.

Por ellos hizo un instante de silencio que no llegó al minuto. De esta forma marca al menos una novedad en torno a un tema esencial, como es el caso de la pandemia, el cual fue una asignación despreciada por Trump.

biden

¿Aliado creíble?

En el ámbito internacional, prometió volver a pulir el prestigio de su país. “Volveremos a ser un socio confiable para la paz mundial”, remarcó como señal de colocar otra vez a Washington en los términos de respeto aparente del sistema global.

Al estilo del eslogan en boga de “EE.UU. está de vuelta”, el veterano demócrata dijo que “no vamos a liderar solo con el poder, sino con el ejemplo, que es otra forma de poder”.

Aun cuando este momento fue esperado con expectación por el morbo de ver de salida a Trump, fue más emocionante como se fue el expresidente más que como llegó su sucesor.

El discurso de Biden fue una exhibición inapropiadamente soso para un momento con ribetes épicos; fue aburrido y repleto de todas esa frases hechas y enlatadas que mastican casi todos los políticos estadounidenses para sobarse el ego.

Y poniéndose la capa de emperador alumbrado por Dios cada 4 años, pidió la bendición a su país con el empalagoso “Dios bendiga a América”, y luego sellado con el patético reclutamiento de Dios a la causa imperial diciendo: “Que Dios bendiga a nuestras tropas”.

 

 

 


 

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