El pasado 14 de enero, Corea del Norte presentó una de sus últimas innovaciones militares. Se trató de un nuevo misil balístico que puede ser disparado por submarinos nucleares.
La prensa local la describe como “el arma más potente del mundo”, un nuevo recurso con que robustecen la panoplia bélica de la península, esa que hasta ahora ha servido para disuadir cualquier amenaza militar externa.
Según una publicación del diario estadounidense The Washington Post, Corea del Norte estaría dispuesta a comprobar que efectivamente el misil es “el arma más potente del mundo”.
Para ello, según análisis de imágenes de satélite, en un puerto militar del país asiático se observan maniobras que sugieren que se preparan para un ensayo militar.
Los movimientos fueron detectados en la base militar de Nampo, al oeste de la península, pero «si bien la evidencia no es concluyente; se ajusta a un patrón de postura cada vez más agresiva del líder de Corea del Norte», escribe el diario estadounidense.
¿Bienvenida a Biden?
El impreso de la capital norteamericana especula que el probable e inminente lanzamiento de prueba del misil norcoreano sería una simbólica bienvenida a la administración de Biden con una típica exhibición de músculo.
La posición del demócrata hacia el gobierno de Norcorea no es una incógnita: será políticamente agresivo contra Pyongyang. Durante uno de los debates presidenciales le recriminó a Trump su relación con el líder Kim Yong Un, a quien calificó de “matón”.
Kim y Trump
Durante la administración de Trump, el presidente estadounidense se reunió 2 veces con el líder de Corea del Norte. El evento fue una hazaña de la diplomacia entre 2 países acostumbrados a odiarse. Si bien la reunión no terminó con la rivalidad, sirvió para bajarle a las tensiones a una región acostumbrada al calor de las presiones.
Trump se convirtió en el primer mandatario norteamericano en Corea del Norte una vez que pasó la línea limítrofe entre las 2 coreas. Esa vez cruzó por invitación del mismo Kim Jong Un en 2018.
