Por primera vez en la historia Georgia tendrá en Washington un senador negro y además demócrata. Se trata de Raphael Warnock, un pastor en retiro que predicó en la misma iglesia que lo hiciera antes Martin Luther King.
Su triunfo acerca al partido demócrata a la misión de conquistar la mayoría en la cámara alta, la cual dominan los republicanos desde el 2015.
De acuerdo a los escrutinios, Warnock ganó con el 50.6% de los votos, un resultado que describe un desenlace ajustado en una disputa vital para ambos partidos.
Lo que se votó este martes en Georgia es la segunda vuelta senatorial para definir a los 2 representantes que faltan para completar el nuevo Congreso.
La contienda no fue un trámite cualquiera, ya que tanto Biden como Trump se involucraron para arrimar votos a sus candidatos.
Un match extra de la presidencial
El todavía presidente lo hizo con todas sus energías para demostrar con un probable triunfo republicano la tesis del fraude en las elecciones presidenciales, y Biden se metió para asegurarse el apoyo del legislativo para su gobierno.
Warnock proclamó su victoria y ofreció un discurso virtual, pero el marcador ajustado ha hecho que su contrincante, Kelly Loeffler, la actual congresista, no admita el resultado.
De confirmarse esta victoria, los demócratas tendrían 49 representantes en el Congreso.
Mientras tanto el segundo escaño en disputa también se lo estarían apuntando los demócratas pero por un margen aún más estrecho que del de Warnock.
Se trata de Jon Ossoff, quien hasta ahora adelanta a su rival republicano David Perdue, con un 50.2%.
De resolverse este segundo resultado a favor de los azules, el Congreso sería la fotografía exacta de 2 mitades. En esta situación polarizada, las leyes estadounidenses resuelven que el voto que hace la diferencia es el de la futura vicepresidenta, Kamala Harris, lo que completaría la misión de reconquistar la mayoría en el legislativo.
Para evitar este escenario de mayoría demócrata, Donald Trump lo describió como un desafío vital. Durante la campaña habría dicho a sus electores que ésta sería “su última oportunidad para salvar al EE.UU. que amamos”.
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