Nils Melzer, relator especial sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes emitió este martes una carta abierta al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En ella le solicita que perdone al fundador de Wikileaks, Julian Assange, detenido en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, desde su arresto por las autoridades británicas dentro de la embajada de Ecuador en Londres en abril de 2019.
«Señor presidente, hoy le pido respetuosamente que perdone al Sr. Julian Assange«, inicia la misiva. «Le pido que perdone al Sr. Assange, porque no es, y nunca ha sido, un enemigo del pueblo estadounidense. Su organización, WikiLeaks, lucha contra el secreto y la corrupción en todo el mundo y, por lo tanto, actúa en el interés público tanto del pueblo estadounidense como de la humanidad en su conjunto», se lee en la parte intermedia del documento.
«Al perdonar al señor Assange, señor presidente, enviaría un mensaje claro de justicia, verdad y humanidad al pueblo estadounidense y al mundo», escribe el señor Nils Melzer a Trump.
«Assange ha sido privado arbitrariamente de su libertad durante los últimos diez años. Este es un alto precio a pagar por el coraje de publicar información veraz sobre la mala conducta del gobierno en todo el mundo», reza seguidamente.
Asegura que visitó a Assange en la prisión de alta seguridad de Belmarsh con dos médicos independientes, y «puedo dar fe del hecho de que su salud se ha deteriorado gravemente; hasta el punto en que su vida ahora está en peligro». «Críticamente, Assange sufre de una afección respiratoria documentada que lo vuelve extremadamente vulnerable a la pandemia de covid-19 que estalló recientemente en la prisión donde se encuentra recluido», agrega.
Razones para liberar
A juicio de este defensor de derechos humanos, el Sr. Assange «no ha pirateado ni robado ninguna de la información que publicó». Especifica que lo ha obtenido de fuentes y documentos auténticos de la misma manera que cualquier otro periodista de investigación serio e independiente realiza su trabajo». «Es evidente que sus publicaciones no pueden considerarse delitos».
Si lo libera, le escribe Melzer al magnate republicano, «devolvería a los dos hijos pequeños de Assange el padre amoroso que necesitan y admiran. También tranquilizaría a estos niños, ya través de ellos a todos los niños del mundo, que no hay nada de malo en decir la verdad, pero que es lo correcto; que es honorable luchar por la justicia y, de hecho, que estos son los valores que defienden Estados Unidos y el mundo».
«Cualesquiera que sean nuestras opiniones y simpatías personales, creo que, después de una década de persecución, el sufrimiento injusto de este hombre debe terminar ahora», finaliza el relator de Naciones Unidas.