La Unión Europea en su laberinto: no reconoce la nueva Asamblea pero admite que la de Guaidó expira el 5 de enero

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Tal como afirmó el expresidente, José Luis Zapatero, recientemente, la Unión Europea (UE) por seguir aferrada a una política absurda, se enfrenta al mayor ridículo internacional de su historia. En declaraciones para la prensa española el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, reconoce que el organismo multinacional tiene entre manos un dilema. Y es que no reconoce a la nueva Asamblea Nacional. Pero admite que el parlamento en desacato de Juan Guaidó expirará el 5 de enero de 2021.

Parafraseando al genial escritor colombiano, Gabriel García Márquez, podría decirse que por seguir funcionando como un apéndice de los EE.UU., la Unión Europea está atrapada en su laberinto.

“(…) Y ahora estamos con una Asamblea, presidida por el líder opositor Juan Guaidó, que ha llegado al final de su mandato (…) y otra que ha sido mal elegida desde nuestro punto de vista y que toma el testigo el 5 de enero», reflexiona Borrell.

Buscando «consensos»

Según reseña la agencia española EFE, hasta que llegue esa fecha, es decir el 5 de enero, el objetivo del alto representante de la UE será lograr el «máximo consenso posible». Esto entre la oposición (es decir, la extrema derecha, encabezada por el prófugo homicida Leopoldo López) y los países de la región. Así tratarán de hallar una posición más o menos digna, sobre cómo afrontar la nueva situación política, que se abrió en Venezuela tras los históricos comicios del 6D.

Como puede verse una verdadera papa caliente entre las manos. Ya que después del 5 de enero de 2021 el interinato de fantasía fenece. Esto lo han dicho el presidente constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro, y el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello. La única realidad es que el 5 de enero de 2021 se instala una nueva Asamblea Nacional. Un parlamento renovado por el poder popular en comicios libres y transparentes.

Esta derrota que representa un golpe demoledor para Guaidó, es también un trago bien amargo para la UE, que se expone a hacer el mayor ridículo internacional de su historia, de seguir apoyando a un «diputado», cuyo mandato vence el 5 de enero. Por eso a Borrell no le queda más que maquillar el «papelón» que están haciendo, restándole importancia a los atinados señalamientos de Zapatero. Y, cómo no, recurriendo al lugar común de que las elecciones del 6D, no «cumplieron los estándares internacionales mínimos». Patrañas, sólo acusaciones huecas de Borrell, para disimular su colosal torpeza.

 


 

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