La noche de este miércoles, se registró un choque trágico entre un avión de American Airlines y un helicóptero militar cerca del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan de Washington DC en el que fallecieron 64 personas.
Las víctimas cayeron a las frías aguas del río Potomac donde las autoridades todavía se encuentran realizando las labores de búsqueda y rescate de los cuerpos. Más de 300 rescatistas están movilizados y trabajan en condiciones «extremadamente difíciles» por las bajas temperaturas del río, explicó el jefe de bomberos de Washington, John Donnelly. «A esta altura no pensamos que haya sobrevivientes», agregó.
Por su parte, el gobernador de Virginia, Glenn Youngkin, expresó sus condolencias a “las familias que se despertaron con la espantosa realidad de que perdieron a un ser querido” en la colisión mortal entre un helicóptero Black Hawk y un avión de American Airlines.
Según la prensa local, al amanecer los equipos de rescate aun buscaban víctimas de las márgenes del río con lanchas. Se veía claramente el fuselaje quebrado del avión, un Bombardier modelo CRJ701ER. A las 06.00 de la mañana, ya habían recuperado al menos una treintena de cadáveres.
Por último, las autoridades informaron que debido a este choque del avión y el helicóptero militar, el aeropuerto Ronald Reagan está paralizado hasta el jueves y que los vuelos se han desviado al aeropuerto de Baltimore y Dulles en Virginia. Analistas han cuestionado recientemente que el aeropuerto Ronald Reagan tiene demasiado tráfico y los aviones pasan muy cerca el uno del otro.