Este 19 de abril se cumplieron 60 años de la derrota de la invasión mercenaria de Playa Girón. Ese día terminaron cuatro días de una operación planificada por el gobierno de los EE.UU. y para el que usó a exiliados cubanos contrarrevolucionarios.
El gobierno de Eisenhower concibió el plan pero lo heredó Kennedy, a quien le terminó de salpicar la primera derrota del imperialismo en América Latina. La invasión pretendía crear una cabeza de playa en la zona del desembarco y avanzar sobre el territorio para enfrentar a las fuerzas revolucionarias.
Contaron equivocadamente que la población se les sumaría, que habría levantamientos anticastristas y que oficiales de las fuerzas militares desertarían para apoyarles para formar un gobierno en las zonas que debían controlar.
Como en casi todos los planes “Made in USA”, se pretendía que la acción produjera el reconocimiento de la OEA. Pero lo que se terminó de imponer fue la determinación cubana de derrotar a los mercenarios que pretendían devolver a Cuba al control de Washington.
La misma operación y el mismo resultado
Tal es la resonancia de esta hazaña que todavía lastima las costillas de EE.UU. que la derrota de una operación similar en contra de Venezuela, llamada Gedeón, fue comparada como otra Playa Girón en donde el imperialismo mordió el polvo y en donde volvió a sacar mal sus cálculos.
El 3 de mayo de 2020, un grupo de mercenarios venezolanos, entre los que habían militares desertores y marines estadounidenses, intentaron desembarcar en La Guaira y estado Aragua, pero fueron detenidos, y otros dados de baja en los enfrentamientos con los efectivos de la FANB.
Como en en Cuba en 1961, los conspiradores que incursionaron en Venezuela tenían intenciones de avanzar sobre el territorio con operaciones terroristas y derrocar al gobierno.
La Operación Gedeón la contrató Juan Guaidó con la empresa de seguridad SilverCorp, de Jordan Goudreau. El pacto incluía la ejecución del presidente y demás autoridades del país y el uso de minas antipersonales en el territorio.
Como hace 60 años, las maniobras contra Cuba y Venezuela no han cesado. Como tampoco han cambiado los modos en que EE.UU. hace valer su fuerza.