13 de abril de 2002: La fecha gloriosa de un contragolpe inédito

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Hace justamente 19 años, Venezuela fue el escenario de un evento inédito de la historia. Se trató del regreso al gobierno de un presidente luego de un experimento atroz de restauración conservadora que no pudo mantener el poder.

Los golpistas, después de creer que la autoridad se decreta y la obediencia se merece, comprobaron amargamente que en apenas 3 años en la oposición se les enfrió el brazo para mandar y que leyeron mal el mapa de un país nuevo que surgió luego de 1998.

El 13 de abril de 2002 cuajó la reacción popular en contra del zarpazo a la democracia. Los pobres, los que menos tienen, entendieron que sin Chávez, tenían mucho que perder y por eso salieron por miles a las calles.

miles

El silencio inédito de los medios

Aquello no se veía por televisión, pero se sentía en el ambiente que estaba pasando algo importante. Mientras se hacía más grande el esfuerzo de ocultar la realidad de aquel día, el país entendió que se estaba acomodando el terreno para un evento inédito.

El país más informado para el momento, pasó a sufrir un atronador silencio de comiquitas en horarios inverosímiles. Los medios de comunicación privados hicieron maromas para explicarle al país que lo visto el día anterior en Miraflores decretando el desbaratamiento del Estado por decreto no era una tiranía sino una democracia, y que eso que dijeron que iba a hacer Chávez, pero que jamás hizo, eso sí era una dictadura.

En las calles la gente comenzaba a concentrarse en una operación de convocatoria boca a boca. El pueblo exigía el retorno de Chávez y despachó aquella jornada como un Golpe de Estado. Después de 3 años de gobierno popular, la mayoría no estaba dispuesta a consentir ser gobernada otra vez por los pocos de antes.

Para aplacar la presión de la calle, los generales del Golpe hicieron comunicados para pedirle al gobierno reaccionario acomodar el bochorno del 12 de abril. La solicitud no era el resultado de la sabiduría de unos oficiales con vena democrática sino el producto de la presión de los militares patriotas, esos que junto al pueblo empezaban a devolver el golpe al golpe.

contragolpe

Romper el cerco informativo

Ante el bloqueo comunicacional interno, los ministros de Chávez, sus hijos y otros políticos, le hablaron al país a través de los medios internacionales. Ellos confirmaron que el Presidente no había renunciado, que lo que estaba sucediendo era un Golpe de estado; y que lo que estaba pasando en la calle ese día era la configuración de una resistencia popular.

Miraflores fue rodeada por la gente y los golpistas expulsados. Esas imágenes se vieron luego que fue restablecido el orden constitucional. Pero si bien la audiencia no vio esa salida de los usurpadores, entendió que algo así había pasado cuando CNN habló vía telefónica con el “Presidente Interino”, quien atendió desde una oficina en Fuerte Tiuna y no desde el Despacho Presidencial.

En la tarde del 13 el Golpe estaba derrotado. Se restableció la señal apagada de Venezolana de Televisión y el pueblo rodeó los medios privados exigiendo decir la verdad. Los osados reporteros que antes arriesgaron el pellejo en una lluvia de balas en el centro de Caracas, ahora se refugiaban en sus edificios diciendo que no informaban con deliberada intención de ocultar la verdad sino por resguardo de sus vidas.

Los que eran perseguidos empezaron a hablar por la televisión, y en Miraflores volvieron a estar los que debían estar. Era un aparatoso reacomodo del desorden golpista que terminó de coronarse con la escena de un retorno glorioso, el de un Chávez emocionado y sorprendido por la efectividad de una reacción tan rápida ante un enemigo poderoso al que se le deshizo el sueño del poder entre las manos.

retorno

Las lecciones de un día histórico

Venezuela, el país de las epopeyas, era testigo de un episodio inédito que ella inventó: el contragolpe. A pesar de la expectativa justificada de tener que regresar con aires de revancha, Chávez declaró la paz y llamó a la reflexión.

Quedó en el ambiente el desconcierto de una oportunidad perdida de hacer justicia y al mismo tiempo la continuación de una tradición inveterada de impunidad que alimenta a los conspiradores del futuro.

Pero antes de todo eso quedaron varias lecciones comprobadas: que la democracia de la derecha es una estafa de tiranía; que los medios de comunicación privados son negocios con fines políticos claros; y que el poder popular y los militares con conciencia nacionalista impidieron a tiempo el crimen histórico que hubiera sido despojarnos de nuestra soberanía.

 

 


 

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