El estadio Cuscatlán en San Salvador, El Salvador, se convirtió en el escenario de la peor tragedia deportiva del país. Esto sucedió luego de que una estampida dejara al menos 12 personas muertas y 100 heridas.
Los incidentes se produjeron cuando los aficionados intentaban ingresar a una de las zonas populares del estadio para presenciar un partido entre el Alianza y el Futbolistas Asociados Santanecos (FAS).
El presidente, Nayib Bukele, dijo que llevará a cabo una investigación exhaustiva del incidente, asegurando que “sean quienes sean los culpables, no quedarán en la impunidad”.
Por su parte, la Federación Salvadoreña de Fútbol (FESFUT) lamentó las muertes y anunció la suspensión de los 2 partidos programados para este domingo, correspondientes a la vuelta de los cuartos de final.
Los equipos de la Liga del Fútbol de El Salvador expresaron sus condolencias a través de sus redes sociales. Mientras que el Instituto Nacional de los Deportes (INDES) convocó una reunión extraordinaria de su Comité Directivo para abordar la situación.
Los afectados fueron trasladados a diferentes hospitales y están siendo atendidos por personal médico. Una noche que quedará marcada para siempre en la historia del fútbol salvadoreño y en la memoria de las familias de las víctimas. Las imágenes de la estampida son desoladoras y dejan en evidencia la falta de medidas de seguridad adecuadas en el estadio.
Es importante que las autoridades y los equipos trabajen juntos para implementar medidas de seguridad más efectivas en los estadios. La suspensión de los partidos del domingo es una medida adecuada. Después de este incidente, se necesita tiempo para evaluar las causas y tomar las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los aficionados.