Ríos de sangre en cárceles ecuatorianas: ¿y Lenín Moreno?

Ríos de sangre corren en las cárceles ecuatorianas. Imágenes dantescas y macabras inundaron las redes sociales, donde se observan personas siendo mutiladas y masacradas. Según hipótesis que manejan los cuerpos de seguridad, estos serían enfrentamientos entre bandas por el control de carteles de drogas. También se presume que el control de bandas armadas en cárceles es producto de la eliminación de ministerios y reducción de presupuesto por parte del régimen de Lenín Moreno.

Varias bandas estarían en “pugna” por el control de los recintos carcelarios. Al menos 79 reclusos habrían perdido la vida y unos 20 estarían heridos. Dichos enfrentamientos estallaron paralelamente en: Cuenca (sur) Latacunga (centro) y Guayaquil (costa). Las imágenes fueron compartidas por reos con teléfonos móviles dentro de las cárceles. En ellos se observa cómo se quemó, mutiló, degolló y por consiguiente se asesinó “en vivo y directo” a las personas privadas de libertad.

Primera hipótesis: “Enfrentamiento” entre bandas

El Director General del Servicio Nacional de Atención Integral de Personas Adultas Privadas de La Libertad y Adolescentes Infractores (SNAI), Edmundo Moncayo, dijo que todo se originó luego de la requisa realizada en las cárceles la noche del lunes, donde descubrieron armas, teléfonos, droga y demás. Posterior al hecho se levantaron las primeras acciones de masacre enfrentándose entre bandas.

Según el servidor público, las organizaciones delictivas vienen tomando el control de las cárceles, organizando susfuerzas y creando bandas internas. Recibiendo apoyo externo de armas y teléfonos. También identificó que las bandas criminales que se “disputan el control carcelario” serían: los choneros, lobos, pipos, chonekillers, entre otros. Como consecuencia del asesinato de alias “Rasquiña”, en Manta.

Según el periodista de TCTV, Cristhian Hidalgo,Decenas de papeles con amenazas fueron arrojados en el parqueadero de TC Televisión”. En los panfletos se lanzaría una amenaza a la población en general puesto que el cartel “Nueva Generación” dice que se “podría ocasionar muertes en las calles”.

Segunda hipótesis: desgobierno, falta de atención y “responsables”

El expresidente, Rafael Correa, denunció que la situación carcelaria se agudizó por la falta de inversión y eliminación de entes públicos de atención a las cárceles. Desmantelaron TODO: Ministerio de Seguridad, Ministerio de Justicia (encargado de las cárceles), etc.” Esto se traduce en la “disminución” del Estado, como “exigencia” del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Las cárceles ecuatorianas son concebidas comocentros de rehabilitación”, nada más alejado a la realidad. Actualmente son centros de tortura, delincuencia organizada, epicentro de distribución de drogas y planificación de secuestros. Todo esto producto del abandono, desatención y falta de inversión por parte del régimen de Moreno, que una vez más, demuestra el fracaso de un gobierno neoliberal que puso lo “monetario” por encima de lo “humano”.

Ante esto, el presidente saliente, Lenin Moreno, denunció en Twitter, casi deslastrándose de toda responsabilidad, que “organizaciones criminales realizan acciones de violencia simultáneas en varios centros penitenciarios del país”. A pesar de haber recibido “advertencias” por parte de su propio director de SNAI, Edmundo Moncayo, quien manifestó la necesidad de “fortalecer la seguridad del sistema penitenciario del país”, pero también justificó la desatención del sistema carcelario diciendo que los recursos fueron destinados al “ministerio de salud”, producto de la pandemia.

Según Moncayo, la falta de inversión gubernamental en “infraestructura y agentes policiales”, dejó sin “defensa” o protección al régimen carcelario. El cual, actualmente, cuenta con más de 38 mil privados de libertad.

El “culpable” ¿Lenín Moreno?

Todo apunta a que ambas hipótesis son ciertas. Consecuencia de un cúmulo de situaciones que agudizaron los problemas internos en las cárceles. Amparados en la desatención gubernamental, el crecimiento de bandas armadas y carteles de droga.

Los servicios de inteligencia sabían de los “amotinamientos”, antes de llevarse a cabo. Esto significaría un flagrante crimen de “lesa humanidad”, puesto el Gobierno estaba consciente que los hechos y no hizo nada para prevenirlos.

La primera consecuencia a lo interno del régimen del gobierno, fue la dimisión del subdirector  del SNAI, coronel Orlando Jácome.

 

 


 

David Hernández: