Farmacéuticas y gobiernos se enfrentan por el levantamiento de las patentes a las vacunas contra la covid-19

Cada vez más presidentes en el mundo se colocan del lado del levantamiento de las patentes de vacunas contra la covid-19 para contribuir así a una mayor producción del antídoto en el mundo.

Una de las voces más notables en esta vía es la del presidente Ruso Vladimir Putin, quien dejó claro que “no debemos pensar en extraer beneficios máximos al combatir el coronavirus en el mundo, sino en proteger a las personas”.

A esta corriente se añadió también el presidente de los EE.UU. Joe Biden, quien provocó la oposición de las compañías farmacéuticas y la reacción negativa de las empresas en la bolsa de valores.

Este miércoles cayeron las acciones de Pfizer, Biontech, Novavax y Moderna; esto pasó luego del anuncio de La Casa Blanca de apoyar la suspensión temporal de las patentes.

El desacuerdo de las farmacéuticas a esta idea radica en que supuestamente esta medida terminaría con la rentabilidad de un negocio que se afinca en el “incentivo” de exclusividad que conceden las patentes.

De acuerdo a la economista venezolana, Pasqualina Curcio, las patentes no serían otra cosa que “la creación legal de monopolios”. Estas permiten a las compañías la exclusividad para producir y comercializar durante años un bien.

Dinero público para un negocio privado

Desde la industria farmacéutica, defienden el valor de las patentes como “la única garantía para incentivar la inversión en investigación y desarrollo”.

Según esta lógica, son los dividendos generados por las patentes, es decir, dinero privado, el que financia las investigaciones médicas. Y si este recurso fuera liberado, supuestamente se estaría condenando la viabilidad de otras investigaciones.

Por su parte, analistas y conocedores de este tema desmienten a las farmacéuticas. Estos aseguran que es el dinero público y no privado el que financia el desarrollo de nuevos proyectos.

De acuerdo al artículo de Pasqualina Curcio, de los casi 14 mil millones de dólares que se ha invertido globalmente para la producción de la vacuna contra la pandemia, apenas el 25% proviene de los conglomerados privados.

Ella precisa que los gobiernos aportaron 8.600 millones de dólares y las organizaciones sin fines de lucro 1.900 millones de dólares.

“Son los gobiernos los que históricamente han facilitado los recursos financieros y es en las universidades e instituciones principalmente públicas que se han desarrollado las investigaciones que luego han sido apropiadas por las farmacéuticas” remata Curcio para desmontar la matriz de las farmacéuticas.

 


 

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