El diálogo entre el ELN y el gobierno colombiano, una ruta posible

El segundo ciclo del diálogo de paz entre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) comienza con nueva sede. La negociación que inició en Caracas, con Venezuela, Cuba y Noruega como países garantes, retoma sus actividades en México con la promesa de grandes acuerdos en materia de seguridad nacional.

Gustavo Petro: Lo que queremos es una Colombia de los colombianos y de las colombianas. Y creo que este camino es el camino de la justicia social y de la paz, el camino que nos acerca a hacer de Colombia una potencia mundial de la vida.

El encuentro de diálogo promovido por el Presidente Gustavo Petro, se presenta como una continuación de la agenda firmada en Cuba en 2016; momento en que la FARC-EP y el gobierno de Juan Manuel Santos alcanzaron un histórico acuerdo; desechado posteriormente por el ex presidente Iván Duque.

En este sentido, y como garantía de diálogo permanente y paz duradera, el ELN ha insistido en la resolución de los orígenes del conflicto. Entre las principales peticiones destacan la necesidad de transformar el funcionamiento del Estado y la mitigación de desigualdad social.

Este grupo que se auto define como una guerrilla más política que militar, dio muestras de buena voluntad con la liberación de 20 detenidos. Mientras tanto, el gobierno neogranadino anunció acciones humanitarias a favor de los denominados presos políticos. 

Con esta nueva cita vuelve a figurar Venezuela como garante. Así, el gobierno del presidente Nicolás Maduro ratifica la política de diplomacia de paz iniciada por el ex presidente Hugo Chávez; insiste en la idea plasmada en la Habana en 2016: La paz en el vecino país es de vital importancia para el crecimiento de la región.

Nicolás Maduro: Llegó la hora de la paz, y aquí está la mano (…) del pueblo de Venezuela para decirle al presidente Petro y a Colombia, cuenten con nosotros para la paz total.

Es así como los 2.200km de frontera entre Venezuela y Colombia entran en la agenda de trabajo, como un punto de vital importancia para la seguridad, el intercambio comercial y el desarrollo social de ambas naciones.

Por otro lado, con Petro en el poder, Colombia deja a un lado el rol desestabilizador que había ocupado principalmente durante el gobierno Alvaro Uribe e Iván Duque; quienes habían rentado el territorio de su nación para encabezar ataques contra el gobierno de Nicolás Maduro.

Toda esta dinámica representa una ruptura en el modelo político colombiano; el cual por primera vez en 20 años se enfoca en los problemas de una nación sumida en la violencia y el crimen organizado.

 


 

Fransay Riera: